Grita



Hay días en las que me siento pequeñita, camino por la calle y los gigantes pasan a mi lado sin mirarme. Las baldosas crecen, los árboles alcanzan el infinito y las camisas me llegan a los pies. El corazón se sale por uno de mis ojos. Tengo los ojos salados y el cuerpo pequeño, miradas de sal, llagas en los labios de morder la vida. Es entonces cuando me apetece ir corriendo a una playa desierta a gritarle al mar todo lo que siento. Y sentarme en la arena, taparme con un paraguas y hacer un refugio a prueba de balas. Acurrucarme para no tener frío. A esperar a que pasen las horas y me tapen con su manto. Esperar a que la intensidad del amanecer me transmita toda su fuerza. Dibujando en cada color todo lo que siento muy en el fondo, gris, rojo, amarillo, azul, sol. Que me ciegue hasta que deje por un momento de ver. El infinito, la intensidad. Volver a la vida, salir de mi refugio y caminar de lado a lado de la playa llena de ganas. Ganas de disfrutar de cada amanecer a tu lado, de la música que toca el corazón, de lo que nos llena sin apenas darnos cuenta. Lo que cuenta en esta vida es lo que llevamos dentro. Como me gustaría despojarme de los horarios y de los obstáculos que hacen grises mis días. Si pudiera cada mañana volver a vivir en ese amanecer. Si encontrara la respuesta en el fondo del mar, con el infinito reflejándose en mi mirada. Toca morir y renacer cada dos días y encontrar lo que buscamos en el fondo de la taza del desayuno, colgarnos de las horas e ir de un lado a otro creyendo que llegamos tarde. Y en algún momento, perdernos por el cielo desde la ventanilla del autobús, el único momento en el que nos invade la calma. Pero esa playa desierta.. esa playa desierta es todo lo que necesito ahora. Abrazada a mi misma, colgada del tiempo, despojándome del peso de la vida.


Despierta
No mires pasar los días
cómo quien ve caer la nieve
sobre la ciudad que siempre habitas.

.. Sube corriendo por el andamio
hasta lo alto de tu casa,
allá donde se curva el horizonte
y desde donde se divisa todo lo perdido.

Entonces grita que amas,
que bebiste el licor amargo
de los que, aún fracasando,
se empeñan en recordar
qué debe ser vivir.

Grita y recuerda,
que aún no ha anochecido
y hay quien espera tu sonrisa clara
abriendo todas las persianas.

Ismael Serrano

5 comentarios:

  1. Hacen falta momentos así para renacer. un beso :)

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  2. Ganas de gritar pero cuánta calma representa esa foto. ;)

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  3. que texto mas genial...!:)
    y que grande es Ismael!

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  4. qué alegria encontrarte por aquí también :D.


    soy /tocandoilusiones, del fotolog :)

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  5. Y en algún momento, perdernos por el cielo desde la ventanilla del autobús, el único momento en el que nos invade la calma.



    Me siento identificada en cuerpo y alma con esa frase, ese es el único momento en el que te pares, te calmas y piensas de verdad, sin ataduras al mundo real.

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Píntame una sonrisa