Abrochense los cinturones..

Hoy, menudo día. Hoy es el día en el que todas las personas se paran a pensar qué quieren para el nuevo año, y que cambiarían del que se escapa de nuestras manos. Hoy las mujeres se ponen vestidos ajustados y se pintan más de la cuenta las pestañas. Sonríen sin cesar y mandan los mejores deseos para el año que comienza. Los hombres escogen la corbata perfecta, pensando si les combinará con los ojos de la mujer que conocerán esta noche. Hoy es un día de esperanza y de tristeza a la vez. Esperanza porque "hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora" y más que nunca somos dueños de nuestro destino. Tristeza porque dejamos irse por la ventana todo lo que vivimos este año. Yo me quedo con los desayunos continentales en sitios conocidos y otros desconocidos e increíbles. Con tus besos para desayunar, para cenar, y algún día para merendar. Con todas las calles que conocí de tu mano y las veces que grité desde lo alto de alguna montaña. Creo que hoy necesitaría algo así. Estos días me descolocan y me hacen llorar más de la cuenta. Me quedo con la carretera desde el autobús y mis ojos perdiéndose por el asfalto, las carreteras interminables que tantas cosas me dicen. Desayunos italianos de tostadas con mermelada, pasta todos los días para comer, me quedo con el mar en invierno, mi amigo más fiel. Las calles de Barcelona acogiéndonos y las paredes rojas dándonos los buenos días. Descubrir playas desiertas y correr atrapándo las olas. Esta ciudad nos quiere, aunque a veces quiera odiarnos. Me quedo con mi música, con las canciones que alegran mis mañanas y entristecen mis noches. Con la gente que está ahí y nunca se irá. Aprendí a sonreir aunque nadie me diera los buenos días y terminé valorando la soledad como algo que me hace crecer por dentro. Un plato en la mesa no está tan mal, aunque me derrumbe una vez cada 40 días. Yo aquí sigo, incansable, soñadora, odiando y amando este día. Por lo que trae, por lo que deja irse. Porque nunca me gustó el bullicio en los bares y ser una más. Me gustaría celebrar este día mirando a las estrellas, pidiendole a cada una de ellas por los que están a mi lado. O escribiendo cartas con los mejores deseos para los de verdad. Pero bueno, me pondré el vestido, me pintaré la sonrisa e intentaré que me aguante toda la noche.

Feliz día, noche, feliz año que comienza. Os deseo muchas sonrisas, que ameis de todo corazón y que la vida os llene de esas casualidades que cambian el mundo.

"Durante años trabajé en un videoclub, y en Nochevieja
siempre trataba con la que yo consideraba mi gente.

Almas vapuleadas que odiaban el esplendor de esa noche,
que preferían regodearse en la autocompasión silenciosamente
y en privado emborrachándose de romanticismo ficticio y
desengaños propios y ajenos.
Ese era yo, un tipo solitario, triste,
esperando que terminara la noche,
pero, a veces te hundes tanto que ya no eres capaz de seguir adelante."
Buscando un beso a medianoche



Algunas mañanas como esta, sólo tengo que pintarme los labios con ilusión y dedicarme a matar el tiempo en el pasillo. Dejarme mecer por las olas que invento en la pared del salón y escuchar mi corazón decir bajito : Así, sí. Y juego a luchar contra la tristeza y consigo matarla de un soplido. Todo está en calma. Miro por la ventana y viajo en el tiempo por recuerdos que un día construímos, mano a mano. Las meriendas sin fin, cuyo plato principal eran los besos y como bebida un poco de café. Mi risa incrustrada en tus oídos y tu mano acariciándome el pelo. Que ya hemos salido del país tantas veces que deberían de regalarnos los viajes en el tiempo. Si ya sabes la fórmula, amor y ganas de conquistar el universo. Y hay días en los que espero que me sorprendas, "que te distancias, por miedo a perderme, que el barrio es más bonito desde que aparecí" y que en el fondo de tu corazón están todas las ganas del mundo de acercar el infinito. Cierra los ojos, déjate llevar, recuerda mi risa aquel día de verano, nuestras ganas conociéndose y el miedo bien lejos. Olvida, olvida todo lo triste que hoy hace sol y somos eternos. Algunas mañanas como hoy sólo deseo que llegue la noche para devorarte poco a poco. Empezando por el cuello y terminando por quién sabe donde. Dejar marcas en tu piel para que nunca olvides el color de mis ojos, el tacto de mi piel, mi pelo largo haciendo cosquillas en tu pecho. Susurrándote: "Si se acaba la gasolina, me muero" y esconder en el bolsillo de tu pantalón un papelito que ponga todo lo que quiero hacer contigo. Y amanecer dando gracias a la vida, al cielo azul, al café que nunca nos sale bien pero contigo es el mejor del mundo. Y salir a ver la vida y fijarnos en cada detalle de este mundo que nos rodea construyéndonos un futuro a cada paso que damos. No me importa el tiempo que pasa, el pasado, no me importa que algunos días llueva o haga frío porque te tengo a tí. Que me regalas paraguas para cuándo querramos caminar bajo la lluvia. Bailando bajo la lluvia. O en el salón de mi casa como dos locos, como peonzas enloquecidas. Como dos tontos que saben que cualquier día que pasen juntos es el mejor de sus vidas. Que hemos visto el infinito tan de cerca que ya no tenemos miedo a nada y podemos con todo. Cógete de mi mano, abróchate el cinturon, que ahora mismo sale el avión cuyo destino es el fin del mundo.

"Un día llevé a los niños al colegio y te vi en el patio.
Quería que te subieras al coche y que huyeras conmigo"
Mad Men

Tengo ganas de salir a la calle y fotografiar todo lo que me encuentre. Perderme en vidas ajenas. Llegar a casa y tomarme un te. Escribir sobre la anciana que siempre está sentada en el mismo banco en el parque. Pese a las inclemencias del tiempo nunca falta a su cita. A ella también le gusta perderse por vidas ajenas olvidando que los segundos se nos escapan de los dedos. Tiene relojes de arena en la mirada, descontando granos por cada latido que sale de su pecho. O escribir sobre aquella niña de trenzas que aún no sabe lo que es la vida pero quiere vivirla ya. Se pinta los labios e intenta besar a los niños de su clase como hace su mamá con cada amante cada noche. Y que de mayor sea una solitaria, en su piso de 20 metros cuadrados llenos de fotografías de carreteras, por las que quiere escapar cada mañana al despertarse. Con su amante para cuándo quiera besar labios y un amor platónico por el desconocido que ve cada mañana en el metro. Entre libros, entre películas que predican lo que es el amor queriendo saborearlo algún día. O escribir sobre mi misma, y el día en que enterraron todas mis ilusiones bajo un montón de tierra y desde entonces ya nada fue lo mismo. Sobre lo triste de la Navidad, aunque de eso escribo siempre. Podría intentar gritar entre estas cuatro paredes lo mucho que te extraño y hace nada que te fuiste. Lo que me gustaría pasar contigo estas fechas tan nostálgicas. Hablando de él, de lo que le gustaba hacer y cómo pasaba las Navidades con nosotros. Pero no, ya te fuiste, ya es tarde. Y yo me pongo a escribir todo lo que pasa por mi cabeza, entre las ganas que tengo de que pasen estos días y las que tengo de besarte y olvidar porque existimos. Quizá salga a la calle, quizá escriba sobre vidas que no son mías y logre olvidarme de lo que me pesa el corazón. Quizá, sólo quizá.


"Estarás cambiando canales,
leyendo revistas que nunca me harán entrevistas
viviendo en la misma ciudad infinita,
casualidades nos pierden de vista
y hoy se van como si fueran hojas
...que al viento se le antoja llevarse
hacia ninguna parte."

Shinoflow - Fue tan importante
Todos los regalos están envueltos, trocitos de ilusión nadan dentro como un pez que da vueltas en una pequeña percera. Ya están las calles llenas de colores y la esperanza inundándolo todo. Ya comenzamos a desear cosas bonitas para el año nuevo, quiero que a mi gato le crezcan los bigotes, quiero dejar el vicio de arrancar flores y tirar toda la ropa por la ventana. Y entre tanto deseo, esperanza, entre las prisas de las personas comprando los últimos regalos se vislumbra un resquicio de felicidad. Como esa pequeña luz que siempre se cuela por la persiana y acaba cegándote o despertándote. Por momentos siento que camino al ritmo de este mundo, de estas fechas navideñas, y consigo sonreir y contagiarme de la ilusión que todo lo inunda. (Aunque sea ilusión de plástico). Me adapto a estos días e incluso llego a sonreir con las luces azules de los árboles, y me digo a mi misma "Sigue el camino de las luces azules" y llego a tu casa riéndome.
En cambio, en otros momentos me pesa el corazón y la ciudad se vuelve triste, tan triste que me apetecería romper todas las bombillas de colores para contarle al mundo que me haceis falta. Y a trompicones, camino entre la luz y la oscuridad de estos días, abrigándome por si entra una ráfaga de aire frío en el corazón y me resfrío. Nadando como ese pececito que os decía antes, a vueltas con la vida, viéndolo todo desde mi pecera. Aún así, os deseo como cada año una Tristeliz Navidad.

Sonreíd, haced lo que os de la gana y disfrutad cada segundo de las pequeñas cosas de la vida. Escribid una lista de deseos mentales y empezad a cumplirlos uno a uno desde hoy mismo.

Rodeado de equipajes
que se pierden entre viaje y viaje,
queda recordar.

Y por eso vivo el día
...día simple día claro
vivo al menos sin temores
sin el miedo de gozar.

Cada pueblo, cada puente,
cada cruce me ha enseñado
que con hoy es suficiente
y mañana es demasiado.


Hay días en los que el cielo está tan azul que no hay nada que pueda entristecerte. Con sólo mirar hacia arriba todo se vuelve bonito, y no queda otro remedio que disfrutar cada segundo que nos brinda la vida. Es en esos momentos cuándo dejo que la rutina me abrace, y camino escuchando cada pisada en el camino que me lleva al trabajo. El sol me ciega, y yo continúo caminando con paso firme, a donde me lleve la vida. Las calles se visten de colores y por las noches los árboles azules me dan las buenas noches somnolientos. Es el momento en el que cruzo la calle y me aproximo a tu casa, subo tres escalones y me cuelgo en tí. Nos escribimos versos en la piel en forma de besos y nos miramos como si no hubiera mañana. El techo de la habitación es azul cielo con alguna que otra nube que cruzamos volando en un globo improvisado construído a base de sueños. No importa el tiempo. La vida. Si nos cuesta levantarnos por la mañana o el café se nos amarga de vez en cuando. Sólo importa ese instante único, irrepetible, en el que nos perdemos y sólo existimos nosotros. Viajamos con el globo a ver el mar en invierno, tan precioso y frío como la última vez, y gritamos juntos: No podrán vencernos. Nos despojamos de todo lo que nos ata a la tristeza como los árboles dejan caer las hojas este otoño polar. Y caminamos, sabiendo que juntos todo es mejor, y que esta Navidad quizá vuelve a ser un poco más feliz. Que visitaremos todas las calles contagiándonos de la luz de colores. Que dentro de nada estaremos en otra ciudad desayunando en una cafetería desconocida y sabiéndonos los más felices del mundo..

Lo que decía, que hay días en los que el cielo es tan azul que nada puede entristecerme. Y hoy te veré de nuevo en esta ciudad que odio y amo a partes iguales. Y te besaré bajo todas las luces de colores. Prometido.

Cuando estemos juntos, saltaremos muros de hormigon,
escudos malditos de los hombres que se mienten.
Gritaremos juntos, no podrán vencernos,
mares que se cruzan son charcos ahora
y una vez más soñaremos con orgullo. [..]
Cuando estemos juntos, compraremos tiempo,
lo mejor de nuestra inversión sirviendo nuestro antojo.
Melodías puras romperán silencios,
nuestras voces rotas chillaran desnudas para seguir
el eco de nuestras palabras.
Que esta es la vida que separados no encontramos
y una vez más soñaremos juntos,
un día más viviremos cuentos modernos.

Cuentos modernos

nuevas fotos en: http://www.flickr.com/photos/paraeltiempoyladistancia/

Si el planeta estalla, que nos pille juntos.

n

Tenemos microondas para freirnos el cerebro, cafeteras para cocinar a fuego lento sueños color marrón chocolate y lavadoras que centrifugan palabras a mil por hora. Tenemos coches con los que viajar, naves espaciales para visitar otros planetas sin movernos de la cama y vasos en los que almacenar lágrimas. Maletas en las que caben sueños en forma de ropa interior, juguetes para cuando se nos olvida porque vivimos. Tenemos la estanteria llena de adornos inútiles que nos recuerdan quienes somos, y bolígrafos para apuntar todo lo que se nos pase por la cabeza y hacer la lista de la compra. Faldas para poner los sábados noche y tacones y maquillaje para aparentar ser quien no somos. Luchamos por algo, no sabemos porque, pero nos levantamos cada mañana con motivos que se escapan bajo el agua de la ducha. Estamos vacíos, somos cascaras andantes observando como el mundo se desmorona. Tenemos mil maneras de decir las cosas pero pocas veces nos ponemos a ello, preferimos dejar que el tiempo pase y nos aplaste. Tenemos ganas de cambiar el mundo pero como mucho nos cortamos las uñas para no arañarlo. Nos gusta reir y aunque a veces se nos olvida el modo de hacerlo lo buscamos en el almacén de las cosas que no se olvidan. Tenemos cajas de zapatos llenas de cartas que nunca llegaron a su destino y fotografías que nunca vieron la luz en el último cajón. Sabíamos como ser felices pero un viento huracanado nos arrebató todo lo que teníamos. Tenemos una cadeña de sueños atada a los pies que no nos deja volar y un cielo que no admite pasajeros sin billete. No existen mostradores en los que se vendan billetes hacia la felicidad. Tenemos momentos desperdiciados cayendo de nuestras manos al suelo y destruyéndose. Ganas de hacer cosas bonitas y tiempo que se escapa corriendo bajo la piel. Tenemos tanto, tanto que no tenemos nada.

Una maleta de sueños aguardando detrás de la puerta para cuando haya que escapar de
improvisto. Sin billete de vuelta.


.. "Nosotros nos iremos y no volveremos más, dice la canción. Porque el que vuelva será otro. Nosotros vistiendo otros cuerpos. Mejores. Más fuertes. El jazmín de momento aguanta las heladas y yo me escondo en un abrazo mientras la noche se llena de tormentas. A pesar de que las cosas parecen llenarse de cenizas, aunque este aguacero implacable se empeñe en tenernos encerrados en casa, sé que vendrán tiempos mejores. Me lo dicen las gotas de lluvia que tiemblan en tus pestañas infinitas, unas manos pequeñas que agarran un paraguas y me invitan a resguardarme, el olor de la tierra mojada en la lejana aldea, mientras el arroyo regresa cargado de agua entre los encinares en los que a veces me escondo, la risa de un niño mientras canto una canción, la vida misma sentada en el sofá de mi casa mientras la televisión me mece con su murmullo y afuera nos esperan los charcos, para ser saltados, para devolvernos en su reflejo nuestro rostro florecido, lleno de besos y sonrisas. Tras esta tempestad vendrá la calma. Y en ella nos encontraremos."
Ismael Serrano


Nostalgia

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Cuándo era pequeña me encantaba pasarme las tardes de domingo leyendo, ese era mi refugio
particular. Devoraba un libro tras otro, a veces era una detective perspicaz y otras veces una adolescente llena de pecas que no sabía donde estaba el norte. También adoraba hacer documentales sobre el paisaje que rodeaba mi casa. Hablaba sola, para el aire, utilizando una cámara fotográfica estropeada a modo de cámara de video. Terrible la imaginación de aquella niña callada, solitaria. Los días pasaban, los días corrían, y yo me dedicaba a arrancar margaritas para hacer ramos y a cazar grillos para contarles mis penas. Siempre tenía el portal de mi casa lleno de flores y animales perdidos. Mis gatos me acompañaban a donde fuera y siempre llevaba un chandal viejo por si me ensuciaba. Aparecer llena de tierra era lo de menos. Algún día soleado iba a regar mi planta de fresas silvestres, otros acompañaba a mi vecina a darle de comer a los animales. Me fascinaba la televisión, siempre que pasaba enfrente de la casa de mi vecina me quedaba viéndola a través de la ventana de su salón. Espiando lo que pasaba por el mundo, ya que en mi casa de eso no había. Un día unos ladrones me robaron una bicicleta y desde entonces no pude dormir, siempre escuchaba pisadas extrañas y no me atrevía ni a respirar. Tuve una infancia solitaria, pero bonita, días muy grises con platos volando por la cocina y lágrimas, días verdes y azules tirada en el prado. Tu olor a after shave cada mañana y el beso de buenos días mientras me sentaba en tus piernas. Las noches en las que me colaba en tu cama para leer hasta quedarme dormida y contarte de que iban mis libros. Que personaje me gustaría ser. Tú, dormido, con la revista encima. Después me escapaba de puntillas a mi cama fría. Me acurrucaba y ponía la radio bajita para escuchar las historias de la gente que no podía dormir hasta que me vencía el sueño. Recuerdo, porque cada día que pasa te alejas más de mis recuerdos y no quiero olvidar tus ojos verde azul. Porque estas Navidades te seguiré extrañando como las primeras, en las que te escribí cartas que nunca llegaron al cielo. Porque la gente que me ayudó a crecer cada vez está más lejos de mi y así los siento conmigo. Cerca, como cuándo cenábamos todos juntos en la misma mesa, sin televisión, pero felices. Cuando la Navidad aún tenía sentido y teníamos algo que celebrar. Este año dejaré pasar estas fechas de largo, sin ruído, sin adornar nada con luces de colores que me recuerde lo triste que son. Y os recordaré, os recordaré porque siempre os tengo en el corazón. Aunque esteis lejos, en el cielo, o pensando en vuestras vidas. Siempre. Y os escribiré cartas sin remite en las que contaré como ha sido mi primer día de trabajo y que mi primera paella ha salido deliciosa..


- ¿Sabes ese momento en el que te das cuenta que la casa en la que has vivido ya no es tu casa?
De repente, aunque tengas un sitio donde poner tus cosas, la idea de casa desaparece.
- Yo aun me siento agusto en mi casa.
- Un dia cuando te vayas te pasará, y ya no habra vuelta atras. Ya no lo recuperaras jamas. Es como sentir nostalgia de un sitio que ya no existe. Tal vez sea ley de vida, ¿No crees? Y no volveras a sentir lo mismo hasta que crees tu propio hogar, para ti, para tus hijos, para la familia que formes. Es como un ciclo. No se, yo lo echo de menos, ¿Entiendes?... A lo mejor eso es una familia. Unas personas que echan de menos el mismo lugar imaginario..


Algo en común

Un lunes cualquiera



Entre el frío imagino mil historias. Creo ver a un importante banquero, tirando al aire millones de billetes y escapando de su vida. Una estudiante que vive sola en un ático y da de comer a su pequeño gato, mientras escucha en las noticias que el mundo cada día está peor y nadie puede hacer nada. La viejecita del primer piso pasea su perrito porque no tiene otra cosa que hacer, eso, y cocinar para uno los mejores manjares. Un niño dibujando por primera vez el sol, y escribiendo al lado: Para tí, mama. Una viuda que ha perdido a su marido años atrás y le escribe cartas todas las noches. "Por aquí todo sigue igual de triste, aunque esta mañana he sonreído porque el perro de la vecina del primero se llamaba como tú, Alfredo, curioso nombre. También porque nuestro hijo me ha regalado un dibujo precioso en el que tú lo iluminabas todo". Esta noche la estudiante del ático ha invitado a cenar al importante banquero, lo único que sabe cocinar: pollo al horno, pero ella sabe que lo importante es el postre, sonríe mirándose al espejo. Se pinta los labios y espera escuchando música a que llegue la hora, 22:00. Una pareja adolescente se besa y apura el último latido antes de que llegue el último autobús. Se besan cómo quien no ha besado nunca y quiere comerse el mundo de un bocado. Un mendigo en la esquina se resguarda del frío fumando una colilla que ha encontrado en el suelo. Observa la escena y recuerda su primer amor. La chica enamorada vuelve a casa, con la ropa arrugada y la frente llena de sueños. Su padre el banquero, tiene una cita por lo que llegará tarde, de nuevo está sola en casa. Su padre se come a su cita a besos y ha dejado el postre en el plato, toca comerse por dentro y dejarse de tartas. Esa noche llega a casa con 10 sueños más y 10 años menos. El mundo está cada día peor, los días van y vienen cómo trenes que no tienen estación. Hay personas que mueren, otras que siguen viviendo pero están muertas y personas que no saben donde está el norte. El periódico de hoy recomienda que nos amemos, que olvidemos el pasado y el futuro. Que vivamos cada día cómo si fuera el último. "Haz todo lo que sientas y siente todo lo que hagas" Así reza el titular. Y este frío se me antoja precioso, los días montañas que hay que escalar y las noches preciosas si terminan contigo. Podemos ser como los adolescentes que se aman sin pensar en el mañana, o como el importante banquero y su cita, rompiendo los muelles del colchón a base de sueños. Te juro que he aprendido algo todos estos años, y es lo importante que es volver sonriendo a casa por las noches. Pese al tedio, la rutina, el gris, encontrar lo que está más allá, lo precioso de la rutina.

Soy la luz de la mañana en la ventana,
Las horas muertas, muertas se quedan.
La vida no se para a esperar, las oportunidades vuelan.
Los niños juegan, los hombres ya no tienen tiempo.

Sol sale cada día, es un consuelo,
El mundo esta en tus manos, las nubes en el cielo,
Olas en el mar, peces en mi anzuelo,
Manos en el aire y pies en el suelo..
Juaninacka

Crónica de un viernes noche


En la calle hace un aire que corta hasta los mejores sentimientos. La piel se viste de gallina y no por miedo precisamente. Todo el mundo va bien abrigado, hasta las orejas y con guantes. Es otoño pero parece que va a nevar en cualquier momento. El frío me entumece los huesos y te hago parar cada tres pasos para abrazarme y hacerme huir de él. El asfalto recoge nuestras huellas y parece que fumamos cigarros de los mejores al expulsar el aire cuando respiramos. Nos respiramos de la mano. Matamos el frío. Revivimos todo el amor que pulula por el aire. Entramos en ese cine antiguo, nos besamos nada más atravesar la puerta. Mi mano no se despega de la tuya y caminamos hasta coger asiento. Adoro los cines antiguos y el sonido del suelo que cruje con cada pisada. Nos perdemos por la película, reímos, lloramos, y hasta te pido un beso en coreano. Nos perdemos por el frío de las calles de nuevo. Nos perdemos en un abrazo y nos encontramos mirando un escaparate de la mano. Que bonito es esto. No quiero que se acabe. Cenamos en un restaurante chino. Nuestras miradas se cruzan por encima del pollo a la almendra y el vino más horrible del mundo se nos antoja delicioso. Nos reímos de los cuadros horribles del comedor, nos echamos cosas en cara y al rato nos besamos, nos queremos tanto como nos odiamos. Sólo quiero que me mires y sonrías, que quieras pasar este y otros tantos otoños corriendo de mi mano. Que te rías de mis manías, y de mis ganas de querer salirme siempre con la mía. Yo sólo quiero seguir dándote las buenas noches antes de dormir. Tener aventuras en otras ciudades, querernos en todos los lugares y besarte en todas las esquinas. Anda, quédate conmigo.

"Me gustaría comprarte un estudio en un 4º piso

sin ascensor, sin puertas ni ventanas y encerrarte una semana allí "
Mad Men



" - Es curioso porque a mí es tu falta de miedo lo que más me asusta.
- Tengo tanto miedo como el que más miedo tiene. Aunque supongo que es un miedo distinto.
- No hay un miedo distinto. Siempre es el mismo miedo.
- No exactamente.
- ¿No exactamente?
- No exactamente. Tu miedo empieza cuando despegan los aviones y el mío cuando los aviones aterrizan. "

Ray Loriga


La rutina siempre tuvo algo que me fascina. Viajar en el tren, en el asiento del fondo, con los pies apoyados en el asiento de enfrente. Los auriculares en los oídos y cualquier melodía sonando de fondo. El paisaje se escapa de mis retinas como las imágenes que uno ve antes de morir. Los trenes me ayudan a pensar, me relajan, aunque me levante con el gris en los ojos, soy capaz de echarlo a volar por la ventanilla. He estado en tantos trenes. He visitado el mar en invierno, en verano, pude imaginar la vida de dos mil pasajeros al año. Todo escrito en la libreta de mis pensamientos. Hubo amores, desamores, juegos prohibidos y el juego de contar todo lo que ves. "Mira, el mar, qué bonito está hoy". "A esa mujer le faltan sueños en la frente y le sobrá soledad". Al fin y al cabo, la vida es algo así, trayectos de tren en los que hay gente que sube, gente que baja, y un constante ir y venir de sueños. Yo tengo suerte, te tengo a mi lado sentado siempre. Soñando con despertar en un hotel perdido en París y hacer con los aviones lo que yo hago cada vez que cojo el tren. Con ganas de desayunar amor en algún lugar desconocido. Ya no me importan todos los trenes equivocados que he cogido, tampoco las personas que estuvieron sentadas a mi lado y después desaparecieron y se fueron al lugar donde los sueños se rompen. Ahora sólo quiero coger un avión y ver despegar nuestras ganas mientras nos miramos a los ojos. El destino es lo de menos, porque son tus brazos a dónde quiero llegar.
¿Ya tienes los billetes?

"A veces pensábamos en como nos sacudiría el
amanecer mientras follábamos como desconocidos,
como locos que saben la fecha y la hora exacta en
que ocurrirá un cataclismo. Luego de comer galletas
y pasarlas con cigarrillo, nos metíamos en las sábanas.
Allí si que el mundo se volvía un poco mas soportable.
O no soportable, pero si envuelto en un caos mejor."

Djuna en
http://letrasautistas.blogspot.com/
(altamente recomendable)

Una ración de cosas bonitas contigo

Desayunos italianos

Summertime



sky is the limit

" Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque sea nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible. "

Cuando Harry encontro a Sally


No sé que me pasa. Quizá es que se me ha metido un poco de tristeza en el corazón y no soy capaz de sacarla. Puede que el cielo gris se meta en mi pecho y no haya manera de coger un paraguas. Y llueve demasiado. Tengo ganas de quemar todo lo que encuentro a mi paso, tengo ganas de que en este mundo sólo quede lo verdadero. Tengo ganas de que bajes del cielo y aparezcas en mi cumpleaños con una tarta enorme llena de velitas. No puede ser. Y me rompo y caigo desde 1.60 metros al suelo y me parto en mil pedacitos. Logro inundar la habitación de sentimientos. Nunca supe como construir un barco, el más bonito que conozco se llama "abrazo". Supongo que dentro de unas horas estaré sonriendo, cumpliendo con el ritual que supone cumplir años. Me olvidaré de las veces que te echo de menos. Sonreiré para las fotos y me pondré alguna falda que odie para no desentonar con el resto. Si fuera de esas que se pintan los labios lo haría, y no dudes que bailaré toda la noche. Estaré deseando estar en otro mundo, cerca del mar, con unos vaqueros rotos y un abrigo cualquiera que quite el frío. Contigo, solamente contigo. Me ciegan las luces de discoteca, esa música me atrona los oídos, el alcohol me hace olvidar y sonreir como una estúpida. Yo siempre preferí un lugar bonito para celebrar, por eso me escapo al mar cada vez que tengo algo por lo que sonreir. Creo que no encajo en este mundo. Ya no.

¿Sabes cual sería mi celebración favorita? Ir a un sitio, alto desde el que se viera el mar. Sentarnos uno al lado del otro, cogernos de la mano, y cerrar los ojos. Dejaría que todo lo malo de este año escapara de mi cuerpo, expulsaría todo lo feo, y me dejaría llenar de lo bueno que había vivido. Repasaría mentalmente las veces que sonreí, lloré, volé y conocí lugares llenos de magia. Abriría los ojos y me tumbaría a ver pasar las nubes. Feliz. En calma. Sin que nada ni nadie pudiera arrebatarme ese momento.



"Si estás leyendo esto, el aviso va dirigido a ti.
Cada palabra que leas de esta letra pequeña inútil,
es un segundo menos de vida para ti.
¿No tienes otras cosas que hacer?

¿Tu vida esta tan vacia que no se te ocurre
otra forma de pasar
estos momentos?
¿O te impresiona tanto la autoridad que concedes

credito y respeto a todos los que dicen ostentarla?
¿Lees todo lo que te dicen que leas?
¿Piensas todo lo que te dicen que pienses?
¿Compras todo lo que te dicen que necesitas?
Sal de tu casa. Busca a alguien del sexo opuesto.
Basta ya de tantas compras y masturbaciones. Deja tu trabajo.
Empieza a luchar. Demuestra que estas vivo.
Si no reivindicas tu humanidad te convertirás en una estadistica.
Estas avisado...".

El club de la lucha
Saquen los paraguas

La ciudad poco a poco fue transformándose en un desierto, las personas iban desapareciendo poco a poco y sólo quedaban coches humeantes y semáforos cumpliendo su ritual. No sé a dónde se había ido la gente, tampoco me importaba. Desde la ventana observaba todo lo que estaba sucediendo. Parecía el fin del mundo, y yo asistía todos los días a esa función. Miraba por la ventana, y todo el mundo desaparecía. Algunos días salía a la calle para poder disfrutarlo. Era increíble caminar sin que nadie pudiera verte, escondida del mundo, o más bien el mundo escondido de tí. Siempre soñé con tener una lavandería cerca de casa y poder tirar todos los recuerdos en esas lavadoras industriales. Y observar como todo da vueltas para luego esfumarse, los momentos, la vida, las camisetas azules, los calcetines desparejados. Hay días en los que no entiendo al mundo y no me importa en absoluto. Me pierdo en mis personajes de cuento y logro alcanzar montañas, respirar aire puro en medio de la ciudad, doy la vuelta al cielo y vuelvo con una sonrisa prendida en las manos. Suelo vivir en otros mundos y olvidar el real. En mi mundo cada día a las 10 de la noche todo el mundo escapa. Y mi alma y yo salimos a pasear cogidas de la mano, ahora que se puede respirar, ahora que la gente no corre de un lado a otro por miedo a perderse la vida. Y siento que estoy en total armonía con el mundo, las farolas me sonríen al caminar, y olvido, y respiro el olor a hojas secas. La rutina que me envuelve me recuerda que estoy viva, y el frío aviva mis ganas de vivir el presente.

¿Qué tal si esta noche te como a besos hasta dejarte en los huesos? ¿Y si conquistamos las calles de la mano y matamos el frío a lametazos? Me muero de ganas de tí.


"Tarde de perros, lluvia de ceniza,
parabrisas cansados, sin adrenalina,
los semáforos tiemblan, como sauces llorones,
y una dependienta espera en la trastienda.
Lluvia de camiones, ambulancias urgentes,
chicas que se esconden debajo del puente, nadie las recoge,
bajo la tormenta, el ultimo noviembre de los años ochenta.."
Quique Gonzalez
Te vi bailar bajo la lluvia

De nuestras ganas corriendo por la calle, perdiéndose en los escalones de un portal en medio de la noche. De las veces que corrimos bajo la lluvia, sintiéndonos parte de ella, de los besos de lluvia, lo jodidamente bonitos que son. De todo lo que siento cada vez que te imagino lejos, de todo lo que siento cuándo te tengo cerca. Las veces que perdimos el norte y gritamos sabiendo que en el fondo nos amamos más que nadie. Aunque a veces duela el amor. Las noches que pasamos cada uno en un lado de la cama por no atrevernos a mirarnos a los ojos y dejarnos de gilipolleces. Tenemos lo más grande del mundo aunque a veces se nos olvide. De las meriendas perfectas, de los besos llenando el oxígeno de esta habitación, de hacernos respirar el uno al otro a base de sonrisas. De que sólo pienso en tí, y desde que lo hago la vida me parece más bonita. De lo horriblemente sentimental que soy y lo poco que me escribes que soy la única. De todo eso quería hablarte. De las lunas sin tí y los mares solitarios cuándo tú no me besas. Los lunares de tu espalda, mis dos pecas inconfundibles, las veces que hacen el amor y se convierten en manchas de colores. Las noches que me busco entre tus palabras y juro que sólo con sentirte cerca estallaría de felicidad. De cuándo no nos entendemos, y te miro adorándote en silencio. De hablar sin parar, como el día que nos conocimos, contarte un pedazo de mi vida y que tú adivines el resto. Los días grises viendo llover desde la ventana. Las tardes perdidos entre libros cuándo sólo quería perderme entre tus brazos. Todo lo que vivimos, soñamos, los días azules y no tan azules. De todo eso quería hablarte, pero estás lejos. Y sólo puedo seguir perdiéndome entre algo de música y palabras. Sólo quiero que me quieras con ese amor, el que mueve montañas, el que puede con todo siempre.


"¿No sería mas sencillo como dice
Edith Piaf en La Vie en Rose?
Tomarla entre tus brazos, hablarle al oído,
decirle palabras de amor, palabras normales y corrientes...
y decirle que en cuanto la ves sientes latir tu corazón."
Jeux d'enfants


He vuelto a soñarnos. Desayunando en una ciudad cualquiera sin nombre en una cafetería desconocida. Un café y un zumo de naranja mientras comentamos el itinerario del día. Y ¿Qué tal si paseamos hasta que caiga la noche y luego nos escondemos del mundo? El plan perfecto. Podemos seguir los raíles a ver hasta donde nos llevan, y después volver en el último asiento del autobús... con mi cabeza recostada en tu hombro. He vuelto a soñarnos, y era invierno. Llevaba un gorrito de lana de esos que tanto odias tapándome las orejas, y tú un jersey adorable. Revisábamos las fotogafías que habíamos hecho los días anteriores, adorábamos el invierno y querernos en ciudades desconocidas sin nombre. El tiempo pasaba lentamente, se escurría entre nuestras manos y terminaba rodando por el suelo, despacio, muy despacio. Nos besabamos, el tiempo se paraba. Nos mirábamos a los ojos, todo seguía su curso. Las calles en blanco y negro nos daban los buenos días. El sol alumbraba nuestros dedos entrelazados. Nos quedábamos mirando el cielo sentados en cualquier banco. Observando en silencio. He vuelto a soñarnos conquistando ciudades sin nombre y haciéndolas nuestras. Llenando todo del amor que sale de nuestros ojos cuándo lo único que importa es dar el siguiente paso de la mano. Bautizando las calles que pisamos con nombres de héroes de películas. Bailando por las calles. Soñando en camas de hotel.

"Camille estaba tumbada de espaldas a él, así que Frank
acercó la nariz a su nuca y deslizó un brazo por debajo de ella
para unir su cuerpo al suyo lo mejor posible.
Su pelillo corto le hacía cosquillas en la nariz.
-¿Camille?
¿Estaba dormida? ¿O se lo hacía?
En cualquier caso no hubo respuesta.
-Me gusta mucho estar contigo.."
Juntos, nada más

Nostalgia

La vida seguía siendo caminar en círculos. Levantarse, cepillarse los dientes, algo de desayuno y al tren. El tren seguía sonando igual, de vez en cuando me sorprendía con algún sonido nuevo, pero no era lo habitual. Este otoño, como otros otoños, se cubría de hojas y las aceras estaban más resbaladizas de costumbre. Pero era mi paisaje favorito. Todo se vestía se pureza, o se desvestía de lo que ya no le hacía falta. Caían los malos recuerdos para dar paso al vacío, que se llenaría de nuevos recuerdos, o en este caso, hojas y flores. El frío sorprendía a los despistados y acurrucaba a las parejas. El mejor plan en estos días era construirse un mundo bajo las mantas y que nadie lo descubriera más que nosotros. La rutina no era pesada, las paredes habían dejado de caerse centímetro a centímetro. Había pasado el temporal de gritos y voces en aquel piso maldito. Todo era calma, frío, otoño, un café disfrutando del silencio con los ojos muy abiertos. Incluso la lluvia se había vuelto bonita, me divertía cuando me tocaba la piel y la enfriaba por un momento. Desde que desayunamos con vistas al amor, que no al mar, todo es más bonito. Desde el momento en qué nuestros labios se besan 24 horas al día con descanso para comer, y si te asomas a la ventana solamente ves felicidad vestida de otoño. Y si te acercas a la costa, rompe el mar y se lleva todo lo malo, y cae la lluvia, y arrastra las hojas y lo que ya no queremos, y olvidamos, olvidamos lo que nos hace daño y empezamos a sonreir, despacito, con calma, para que no se borre, y nos abrazamos, nos damos un beso, y seguimos alejados del mundo que es cómo mejor estamos. Tras la ventana todo sigue igual, pero nosotros nos amamos más que nunca. Y este otoño es precioso...


Y sin dejar de sonreír, moviendo el abanico de
las posibilidades infinitas, dándome aire,
me dirás: “sube aquí arriba,
hay un millón de sueños que voy a enseñarte”
Escandar Algeet
http://escandar-algeet.blogspot.com/

más fotos en : http://www.flickr.com/photos/paraeltiempoyladistancia

¡Buenos días, princesa!

Buenos días, princesa

¡Buenos días, princesa! El desayuno está en la mesa. He procurado que haya un poco de los mejores manjares de la casa. Tenemos mermelada del supermercado de abajo, con trocitos, como a ti te gusta, tostadas recién quemadas porque como bien sabes soy un desastre y no me llevo bien con los aparatos eléctricos. También he hecho huevos revueltos, para qué crezcas sana y hermosa. La leche, calentita en aquella jarra del fondo y el café recien hecho. La temperatura exterior es de 12º, creo que deberías sacar el abrigo. Tienes unos billetes de tren debajo de la taza, el destino lo conoces bien, el mar en invierno. Yo he tenido que salir, aún así, he tenido tiempo de dejarte una rosa recién cogida del jardín porque ya se que adoras las flores. No es tiempo de margaritas, lo siento. Te espero en la puesta de sol en la que nos conocimos. Sé que cogerás el mismo tren de siempre, que perderás la mirada cada 3 segundos por el cielo, volando en silencio. Te conozco mejor de lo que crees. También que caminarás con tu vestido azul sintiéndote una princesita y estarás deseando que te diga "guapa" nada más que te vea. Aquí te espero. Dónde los gatos sonríen y los sueños se hacen realidad. Sería capaz de hacerte el desayuno todas las mañanas el resto de mi vida. Y el amor.


—Que quiero hacer el amor contigo. No una vez solo,
sino cientos de veces. Pero a tí no te lo diré nunca.
Sólo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo,
aquí, delante de tu casa, toda la vida
La vida es bella.
Nostalgia

Sólo encuentro la paz que busco mientras veo caer las gotas de agua, poco a poco, estrellándose contra el suelo. Como las palabras que no tienen boca, las caricias que no tienen dueño, los besos que nunca se dieron. Se estrellan contra el infinito. Como tus gritos en mi oído, como los portazos, los desprecios, lo que siempre quise y nunca fue. No pasa nada. Me iré con mi pena bajo la lluvia como siempre hago, con un par de maletas y la sonrisa maltrecha. Tengo el corazón a prueba de balas y si aún sobrevive es porque sus heridas están cosidas con el mejor de los hilos. El amor. Ya nada importa. Me escaparé a donde quieran mi risa. Sólo queda resignarse y seguir adelante, resignarse y seguir adelante, caminar entre la lluvia.. y refugiarme donde pueda. Que mis ojos ya no aguantan tanta tristeza.


''Rompí a llorar. Me encanta esa expresión.
No se dice rompí a comer o rompí a caminar.
Rompes a llorar o a reír. Creo que vale la pena
hacerse añicos por esos sentimientos.''
Albert Espinosa
Enero en la playa

A veces sólo necesito quejarme un poco, o un mucho y llorar hasta que no me queda lágrimas. Purificarme por dentro y dejar parte de mi en cada ventanilla del autobús. Perder la mirada para encontrarla en tus ojos. Encogerme tanto tanto que desaparezco por momentos. Inundar la casa solamente con tristeza, y que no vengan los bomberos. Para poder despertar. Volver a amar los amaneceres y tomarme un café con una sonrisa, el mejor desayuno. Ya no importa si me clavaron cristales rotos en el corazón, si se desangro, si dolía hasta reventar. Lo cuido, lo acuno, te lo regalo si lo cuídas y secas mis lágrimas. Somos increíbles aunque a veces se nos olvide y perdamos el juicio algún viernes noche. Tu cuello sigue oliendo a puro amor cuándo te abrazo con todas la extremidades de mi cuerpo. Ahora, planeo una escapada a una esquinita de tu corazón y pienso quedarme allí todo el tiempo que haga falta. Me encanta desayunar sentada en medio de la calle en pijama mientras alimento a los gatos de la zona. Me encanta que me mires pensando, pero qué loca. Y correr como peonzas por todos los lugares. Visitar el mar en invierno y morirnos de frío. Que seas mi bufanda y mis guantes. Antes de despedirme de tí me gusta esconder mi cabeza en tu pecho y taparme con tu chaqueta. Se me antoja el lugar más bonito del mundo. Mi rincón favorito de las 10 de la noche, y de las 10 de la mañana. Escondimos sueños en conchas, en llaves que servían de entrada a mundos creados por y para nosotros, nos perdimos en ellos, entre las nubes, cerca del mar, en pensiones de primera clase amándonos y comiéndonos la vida. En realidad todo se reduce a qué no dejaré que tu mirada me abandone. Espero que te haya quedado claro.

"La vida es una noche tumbado en la playa,
mirando las estrellas sin verlas, soñando despierto,
dejando que la arena se cuele entre los dedos de mis pies,
embriagado de todo. Prefiero experimentar las cosas,
aunque me hagan mal. Aunque me hiervan la sangre.
Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que me gusta.
Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos
de caramelo y la suave caricia de su piel caliente."

Daniel Valdés
*

Hacerme un ovillo y encogerme hasta que amaine la tormenta que sale de mis ojos. Abrazarme fuerte para poder olvidar la tristeza. Cerrar los ojos. Quedarme quieta. Buscar una palabra azul que logre hacerme sonreir. Seguir llorando en silencio. Con ganas de romper los cristales, arañar las paredes, con ganas de olvidar el mundo y escapar a dónde no me siga el viento.

http://clemkruczynski.blogspot.com/2009/12/me-queman-las-palabras.html


"Lo único que deseo es un cuarto en alguna parte,
lejos del aire frío de la noche.
Con una silla enorme,
chocolate y una estufa a leña."
Audrey Hepburn
Leche para el desayuno gatuno

Ultimamente sólo me encuentro en los ojos de los gatos callejeros. Y me gusta observar como se toman la leche a lametazos una mañana fría, con pijama y los sentimientos al aire. Dejando escapar los latidos que me hacen ahogarme contra el colchón. Supongo que sólo necesito que a alguien le gusten mis locuras, mis sueños, mi risa y mis lágrimas. Todo a la vez. Poder coger un tren y escapar de la rutina, disfrutar del silencio, convertirlo en nuestro. Olvidarnos del maestro Hora y hacer realidad todos nuestros sueños. Yo sólo quiero que te guste mi risa, y te hagas una pulsera con ella. Que me abraces sin importarte donde, ni como. Que olvides todo lo que no es Otoño, hojas secas y nosotros. ¿Lo harás? Yo prometo sonreírte cada mañana. Con todas mis fuerzas.


"Tenemos aquí a una soñadora,
alguien totalmente fuera de la realidad.
Cuando saltó, seguramente creyó que iba a volar."
Las vírgenes suicidas

Los días son arenas movedizas.

Cuando estoy triste me pierdo por recuerdos bonitos. Cuando la vida era algo más que los días se escurrieran de las manos. Antes de romperme. Antes de la sangre en el corazón y las lágrimas en los ojos. ¿Sabes? Siempre me encantaron los gatos. Yo tenía tres, y cada mañana les saludaba y les contaba parte de mi vida. Ellos escuchaban sonrientes, porque los gatos sonríen aunque nadie lo sepa. Me gustaba ver como se tomaban la leche a lametazos, peleándose a ver por quién tomaba más. Pocas veces consigo esa calma ultimamente. No me gusta el asfalto, la gente caminando por las aceras, odio el olor a ciudad. Por eso mi manía de querer escaparme. Recuerdo que cuándo era una niña adoraba tumbarme en el sofá todas las tardes a perderme entre libros de los Hollister, merienda, y vuelta a empezar. El sonido de tu coche al llegar y correr a darte un beso. Ni te imaginas cuánto extraño tu beso en la frente antes de dormir, hay cosas que no se superan ni en diez mil años. Para tí era la mejor, la más lista, y yo te miraba sonriendo. Nunca nadie me admiró tanto a día de hoy. Aún así, sobrevivo. Cada mañana busco en el cielo un motivo para sonreir. Y en el mar, y en cada calle que piso. Siento demasiado todo lo que veo y no tengo guardianes peludos tumbados en el sofá para sacarme una sonrisa. Echo de menos la calma y lo sencillo de la vida, los días que creía que iba a estallar de felicidad y olvidaba que el mundo estaba siempre girando en espiral.

" No me preguntes: ¿Dónde vas?
Sigue tú inventando el cuento."

Sólo se vive una vez, pero se mueren demasiadas.

8:30


Gris melancolía es el color de las aceras en las calles de los sueños que despiertan con ojeras. Y la vida entera es un viaje, no una carrera, yo disfruto del paisaje mientras quede carretera.
Sharif

Me pesa la sonrisa demasiado

....

El asfalto estaba más triste que nunca. Puede que algunos de los transeuntes dijeran que era por la lluvia pero yo sabía que aquello tenía un motivo más dramático. Todo eran lágrimas, y no de ángeles precisamente. Había un bloque de hielo separando nuestros caminos, nuestras miradas, esquivando nuestros besos como si fueran disparos directos al corazón. Tengo la casa llena de ropa tirada, los platos sin fregar, y el mayor desastre lo tengo por dentro. Todo por doquier. Que más da, que mas da joder. Si en las esquinas no tengo tus besos y aquella complicidad que hacía que quisiera tenerte al lado para siempre. Ahora miras hacia otro lado, te vas, no me sonríes, no me apartas el pelo. Ya no hay respuestas. Ya no hay esperanza. Tanto buscar para terminar chocándote contra una pared. Y detrás de una pared ya no quedan más que otras paredes esperándote. Hace poco me recordaron cuando fue la primera vez que me rompí en mil pedazos como un vaso cayendo al suelo.. Siempre hay algún pedazo que se queda bajo la alfombra. Siempre.

"Eras un pez grande en un estanque pequeño,
esto es el océano y te estás ahogando"
Big Fish

Playa de Poetto, Cagliari

Ahora se lo que sintió Joel cuándo corria tras sus recuerdos y se escondía en ellos para que no se fueran. Ahora que los cuadros del salón están torcidos, el corazón me resbala por las tuberías y tengo sangre congelada en los ojos. Cuando desearía perderme por cualquier lugar que me recordara el sentido de la vida. Cuando no hay ni una puta palabra que me haga sonreir. Ahora es cuando viajo hasta nuestros recuerdos y me escondo en ellos. Primer flash: El olor a té en una casa italiana, nosotros tumbados abrazados. Corro, me instalo allí y que no me quite nadie. De repente aparezco en una casa con vistas al mar, apoyada en la terraza de la cocina queriendo oir el canto de las sirenas, tú me abrazas por detrás. Fundido negro. Estoy en tu puerta, dándole al timbre, un, dos, tres, cuatro, cinco, arriba, se abre la puerta y me besas. Me voy. Estamos en una cafetería mientras la lluvia entorpece los pasos de los transeuntes. Merendamos, me besas, nos besamos, te cojo la mano y no te suelto. Siento calor. Por todo mi cuerpo. Estamos en una playa desierta, el mar se agita y baila al son de unas olas enormes. Nosotros estamos corriendo hacia el agua de la mano, con miedo a que la marea nos lleve, pero eso no pasa, nos cogemos muy fuerte. De nuevo el frío, nieva, nieva y nosotros estamos en una casa en la cima de una montaña. Hablamos hasta quedarnos dormidos. Despierto en una habitación cualquiera, tú estás en el ordenador, sonrío, te acercas y me besas. Sigo corriendo, de recuerdo a recuerdo, capturándolos con el objetivo de mi corazón, sin flash. Me quiero quedar en todos ellos. En qué puto momento dejamos de ser uno para pasar a ser dos caminando en direcciones diferentes..

Rutinas II

Bajo la lluvia

Aquel gato maullaba quejándose, estaba claro en el tono de su maullido. Era una mezcla entre un violín rasgándose y el llanto de un bebé. Callejeaba buscando el norte, perdiendo el sur, olvidando el sabor del asfalto que había probado días anteriores cuándo alguien le lanzó desde las alturas. Por suerte para él y desgracia para el atacante, estaba por su sexta vida y aún le quedaba mucho que maullar. Bajo su ventana, claro está. Hasta que le reventaran los oídos.

¿Que escribes?
─ Una carta a los reyes magos.
─ ¿Y qué les pones?
─ Que nos devuelvan la vida.

Bailame el agua

Rutinas I

sonando "La vie en Rose"

Se sentó en el banco preferido del parque de enfrente de su casa. Había días en los que se quedaba mirándolo desde su casa, pero ese día había preferido bajar pese al mal tiempo. Se había comprado el periódico, que esta vez traía de regalo una novela insulsa que estaba decidiendo si leer o no leer. En la portada salía una mujer que se parecía a su esposa unos 50 años atrás. La misma trenza deslizándose por uno de los laterales del cuello, la sonrisa inocente, las pecas en la frente. Esa sonrisa inocente que conseguía que hiciera todo por ella, hasta había pensando en subir a la luna sólo para ella. Por un momento, recuerda los momentos que pasaron tumbados en el jardín de la parte trasera de su casa con tan sólo 17 años. Fue su primera noche, y no necesitaron ni velas, ni camas de hotel. Solo amor y pasión. La paja en la ropa y su sonrisa nerviosa por miedo a que le dijeran algo en casa "No te preocupes, échale la culpa al amor".. Se fija en el título del libro "Cosas por las que merece la pena vivir". Y tanto. En ese momento la meteorología deja de importar, y a sus 85 años se levanta y vuelve bailando hasta casa. Con los pies mojados y los ojos con lágrimas. Había comprendido el sentido de la vida.

"Si crees en los sueños, éstos se cumplirán
porque creer y crear sólo están a una letra de distancia".
Albert Espinosa

(nuevas fotos en http://www.flickr.com/photos/paraeltiempoyladistancia)
El mundo cada día está más loco. Se suceden desgracias, alegrías, hombres nacen, hombres mueren. Todo está en constante cambio. Todas las mañanas al bajar a la calle se respira un ambiente diferente, sol, lluvia, alegrías y tristezas. Esta mañana hacía un calor sofocante y los niños jugaban alegres en el parque. Todo cambia a pasos agigantados, a las aceras de repente les crecen árboles y las baldosas se rompen. Los niños crecen, olvidan el parque y los juegos. A las niñas que llevan vestido les gusta girar sobre sí mismas, creo que yo sigo siendo una niña. Todos los días debemos tener una muestra de amor hacia la gente que queremos, todo el mundo se olvida de eso. Se pierden en sus vidas ajetreadas, en cubrir papeles, en entregarlos y volver a cubrir más. Los abrazos se pierden, sólo quedan en reductos como los parques de enamorados, en los que se dan los más bonitos del mundo. Toda la vida deberíamos ser niños, ellos sí que se llevan abrazos. Se nos olvida decir cuánto nos queremos, se nos olvida darnos la mano al cruzar la calle. Los hombres grises nos atrapan en su esfera del tiempo y se nos olvida vivir. Yo quiero acariciarte todos los días cómo si fuera el último, amarte sin reparos, sin recuerdos. Abrazarte, y pisar todos los lugares del mundo de tu mano. El mundo está loco, y yo no lo entiendo, pero no importa. Acércate, vamos a imaginar juntos que todo es azul. Quiero comer en un mantel rojo de cuadros y llevar todos los días falda. Quiero ser la más loca de este mundo de locos y reir hasta que me duela la tripa. Que tus manos se pierdan en mi espalda y formen un sendero de ciempies recorriendo mi columna vertebral. Margaritas en mis retinas, maullidos en mis manos, saliva en mis labios. El mundo está cada día más loco, y yo sólo quiero que seamos los más locos de este mundo.

Déjame soñarte..

Últimamente ando perdida, ya no encuentro gatos callejeros que maullen a la luna y tampoco consigo imaginarme volando por los tejados. Algo me falla en el fondo del corazón. Aún así, logro encontrarme en el silencio del tren por las mañanas, en la soledad compartida de un vagón. Pierdo la vista por la ventana, que se escapa fugaz entre las montañas de la lejanía. Ultimamente, odio los bares de copas, el ruído, todo lo que me contamina los pulmones y la vida. No consigo entrar en sintonía con el resto de personas, cómo si algo fallara en mi interior. Mis palabras nunca salen en el momento adecuado, por eso a veces sólo me dedico a observar. Siempre preferí un buen libro a una copa de vino, un paseo cerca del mar a una noche de locuras. Quiero ponerme flores en el pelo, gritar en carreteras perdidas, perderme por carreteras interminables. Quiero cogerte de la mano y llevarte a los paraísos perdidos. Descubrir flores, gatos, soñar de tu mano. Escapémonos del dolor del asfalto y su maldito olor. Este domingo amanecí viendo el mar, y navegué entre abrazos azules. Eso es lo que me devuelve la esperanza. Se que pronto tendremos meriendas astrales al lado de la luna y que iremos en globo a donde nos de la gana. Tengo la seguridad de que pronto encontraremos nuestro lugar. A la derecha de dónde se cumplen los sueños y lejos de esta ciudad que nos ahoga.
Tú sólo déjame soñarte, soñarte con todos mis sentidos.

Debía yo de tener doce años cuando un avión se estrelló en nuestro vecindario. Aquella noche estaba sólo en casa, sentado en la alfombra de color vómito del salón viendo "Whats happening" en la tele. A través de las cortinas empezó a relumbrar una luz anaranjada. Luego oí una especie de aullido cada vez más cercano y ensordecedor. De repente hubo una enorme explosión de sonido. La casa tembló como si la hubiese sacudido un terremoto.. [..]
Salí descalzo a la calle intentando entender qué estaba sucediendo, lo mismito que el programa que había estado viendo por la tele. Me acerqué corriendo a la enorme columna de humo recortada por las llamas y las luces de emergencia contra el cielo nocturno, y a mi paso vi asientos y ceniceros y cuerpos desmembrados y desperdigados por todo el vecindario. Una casa había quedado demolida por completo, y cerca de allí había varios cadáveres tendidos en el parque. Cuando mis pies descalzos tocaron el asfalto aceleré y pensé en toda esa gente que hacía un instante estaba viva y ahora estaba muerta, y en lo muy vivo que me sentía en ese momento.

Mark Oliver Everett - Cosas que los nietos deberían saber

Otoño

Se termina el verano. Esa estación llena de sol y de mar. Termino con los pies llenos de salitre, con el corazón mareado de dar vueltas en espiral. Un día riendo y al día siguiente llorando, rompiendome entre las baldosas de la calle para terminar brillando con las luces de la calle. Me he partido en dos tantas veces últimamente que no se si me he pegado al revés. Y donde tengo el corazón tengo los pies, y los pies llenos de sentimientos que se escapan y traspasan el asfalto. Y así no hay quien pueda, mire. La lampara por la noche me susurra que todo irá bien, que si una vez cruzamos el cielo volveremos a hacerlo. Tus manos escriben en mi piel alguna que otra pena, y la nostalgia más pura. Ya nada es como antes, mis ojos no son los más bonitos del mundo. Aún así, no voy a dar nada por perdido. Pienso convencerte cada día de que mi sitio favorito está en tu pecho. Tú sólo quedate en silencio y sonríe. Recuerdo aquellas cenas en las que hablábamos de todo y de nada, cuándo terminábamos bailando por las calles como peonzas, entre besos interminables. Nuestro mundo patas arriba, el caos más precioso del mundo. Tus camisas llenas de mis besos y mis hombros sintiendo tus abrazos. Las calles cuándo se vestían de fiesta eran por nosotros, y ¿te cuento un secreto? Esta semana tienen demasiadas luces y debe ser porque cada edificio, cada latido de esta ciudad, sabe que nos queremos. Quiero que llegue el otoño y corramos bajo la lluvia de la mano, sabiéndonos libres y eternos. Hacer fotografías a las hojas secas, lo más bonito del otoño, mi estación favorita. Es tiempo de purificarnos por dentro, de dejar ir lo que nos sobra y agarrar con fuerza lo que queremos. Toca ver atardeceres tristes, pero hermosos, desde la ventana del salón con un café entre las manos. Leer palabras ajenas, retratar a la lluvia, comernos a besos. Es momento de olvidar todo lo que nos hizo daño y soñar con un mañana mejor, lleno de esperanza. Otoño, se bienvenido en mi corazón.

Algo aprendí de la lluvia, a construir los mejores paraguas. Si la comida se enfría, se calienta con las manos, y si el té te quema el corazón debes ponerlo menos al fuego. Aprendí de la vida a contar las sonrisas con los dedos de la mano, a recordar lo justo y olvidar lo necesario. Aprendí muy pronto a echar de menos, y sin embargo nunca soy capaz de echar de más. Me perdí en paisajes, montañas, mi sitio favorito es un río lleno de piedras de cantos rodados. Mi sitio favorito universal, el mar. Si hay algo que me recuerde que estoy viva son los besos por la mañana, y el café caliente si lo hace alguien especial. Si hay algo que me recuerde que estoy muerta, las noches solitarias. Escucho música, me empapo de palabras, de sueños, vivo todas las películas del mundo y me pierdo por las calles cada noche. Aspiro a guardar entre mis brazos todos los atardeceres de película y nuestros besos en la cocina. Saltar entre las piedras de alguna playa desierta, y si me hago daño, lo curo con saliva, sé que vivir provoca demasiadas heridas, pero las que peor cicatrizan son las del corazón. Aprendi que debo saltar los charcos sin importarme calarme los pies. A saltar los días sin que se empapen mis ojos. Que las mejores meriendas son las que tomas al salir del colegio, sin embargo, los mejores desayunos son los que te traen a la cama. Que los sueños que te hacen sonreir un día, al día siguiente pueden hacerte llorar más que nunca. Que un cielo lleno de estrellas siempre es una buena excusa para pedir un deseo. El café mejor con dos de azucar. El sexo mejor en una cama y con abrazos de por medio. Mejor vivir al máximo. Mejor coger aviones imaginarios cada mañana. Aprendí de las gotas de lluvia que resbalan por mi ventana que detrás de un sueño hay un recuerdo, y detrás de un beso un adiós. Que el momento más importante es el ahora. Y estoy dispuesta a vivirlo.

.. tú eras la astronauta que daba la enésima vuelta en torno a la Tierra.

Jugabamos a girar por estas calles malditas y preciosas, los escaparates de vez en cuándo nos dedicaban una sonrisa feliz, nos girábamos cada vez que pasaba un niño y lo hacíamos nuestro por un segundo. En la última fila del cine había besos escondidos bajo las butacas, un tesoro hecho de sueños y alguna que otra desilusión. El primer día que nos besamos después de nuestro periodo de tormentas viajamos a Tokio y comimos en un cementerio, era domingo. Fue el primer domingo de otros tantos domingos que bautizamos como astrománticos, mitad astro, mitad románticos. Nos besábamos en todos los lugares que pisamos. Dejamos los recuerdos atrás, nos lanzamos al mar sin apenas saber nadar. Al final, tú me enseñaste a nadar y pese a algún que otro accidente marítimo que terminó con sal en los ojos y en los pulmones conseguimos salir a flote. Aún sigo soñando con vivir en un faro y rodeada de gatos. Y ahora que se nadar cada noche de luna llena rodearé el faro bailando en el agua, como una sirena hipnotizando las rocas del mar. Quizá rompa todas las televisiones y sólo tenga una vieja radio que por las noches sintonice las penas ajenas. Que de penas se un rato, y de alegrías también. Quizá logre olvidar todos los lugares que pise y mi vida se convierta en una novela de ciencia ficción, dónde seccionando corazones se puedan borrar recuerdos. Por las mañanas seré gato, por las tardes miraré a la lavadora, saldré solamente a comprar al supermercado y me fijaré muy bien en todo lo que pasa a mi alrededor. Tenderé ropa, sueños, con las pinzas de colgar ilusiones. Eterna soñadora que nunca aprende a vivir. De momento hoy me conformo con bailar un rato con la felicidad y correr de tu mano. Que las calles nos saluden y las luces de la ciudad se iluminen con nuestros besos. Quizá tú seas el inquilino de mi faro, de momento, serás el compañero de aventuras, y para qué quiero más. Al final, aprendimos a nadar y a caminar de la mano parando todos los relojes de la ciudad.

Sonríeme desde el otro lado del precipicio.

Extraño los besos antes de dormir, tus manos acariciándome el pelo y la música suave de fondo. Yo, que siempre quise ser la protagonista de una historia de amor terminé convirtiéndolo todo en un drama. Sólo me gusta el color gris en la ropa en invierno. Los veranos tienen que ser azules. Ahora tengo el alma llena de historias para no dormir y alguna para despertar sobresaltada en medio de la noche. Quiero perdonarme pero es que odio ver mis manos, odio tenerte a mil años luz, odio llamarte por teléfono y no escuchar tu respiración ansiosa por verme. Y así, me voy desgarrando pasito a pasito, dejando parte de mi en las aceras, en los ojos que me miran sin verme. Desaparezco por momentos y me hago parte del aire, que me abraza porque no tiene otra cosa que hacer. Ahora sólo puedo colgarme de alguna barra de bar y amenazar con quemarlo todo por tí si así me haces caso, o quizá pienses que soy una loca chiflada y lo nuestro termine convertido en cenizas. También puedo aparecer por sorpresa en tu puerta, lo único que será la sorpresa más triste que te darían nunca. Mis manos llenas de nada, mis ojos llenos de lágrimas y la única ilusión de tirarme desde la ventana más cercana. Las noches de viernes son eternas entre estas cuatro paredes. La soledad me habla a través de la ventana, las cacerolas, el grifo y su murmullo incesante. Tengo un plan para mañana, voy a ensayar toda la noche mi sonrisa más perfecta y te la regalaré nada más verte. No tengo nada más que ofrecerte, un par de ilusiones rotas por el tiempo y por la vida, y esa sonrisa, cosida especialmente para tí. Prometo disfrutarte en la lejanía, admirar tus movimientos, leer tus labios en vez de besarlos, coger mi mano en vez de la tuya. Prometo amanecer dándote un beso tímido en los labios porque tu corazón no da para más. Intentaré hacerte feliz con cada poro de mi piel, aunque le cueste, aunque yo también esté partida en mil pedacitos.. y sólo tú sepas rearmarme. (o amarme)