Crónica del primer día de verano.

Iba tranquilamente paseando cuándo me vi sorprendida por una sonrisa callejera. Era enorme, me miraba fijamente, yo no sabía si debía devolversela o seguir de largo. Pero al final, lo hice. Sonreí abiertamente y le dije: Ya estoy de vacaciones. Ella se quedó congelada, esperando al siguiente viandante. El cielo de hoy estaba más loco que de costumbre. De sol pasaba a nublado, a gotas de lluvia y de nuevo sol. Quizá la vida es así, loca, como el cielo de hoy. Identifiqué mis cambios de humor con el vaivén de las nubes. Comí un bocadillo riquísimo con arena entre mis pies y aunque el mar estaba oculto por una niebla extraña, era feliz. Pense en tí, te recordé, en otro mar, en otra arena, con besos de por medio. Cerré los ojos y soñé, una soñadora nunca debe dejar de hacerlo, ni puede. Me perdí entre los recuerdos, alcé mis palabras al cielo y saqué todo lo que llevo en mi corazón. Que ganas de.. y de ... y en mis ojos existen álbumes de fotos. Te dedicaría la sonrisa callejera y todas las de mis mañanas. Te regalaría un cielo diferente cada día si tú me regalas el que existe en tus ojos.. pero ese es otro tema. Después de mi bocadillo con arena en los pies, un café heló mi garganta. El tintineo de la cucharilla, la liberación de los exámenes. Es verano y las chicas llevan vestidos bonitos. En la cafetería un conocido cantautor regalaba sonrisas a diestro y siniestro y firmaba todo lo que encontraba a su paso. Parece que era el día de las sonrisas. Yo habría empaquetado una (o a mi entera) y te la habría mandado para que te acordaras de mi todos los días. El cielo suspira, todas las películas me recuerdan a tí y toda la gente habla de tu isla. El cielo se nubló, volvió a salir el sol. El agua del mar me trajó recuerdos, un día bailamos un baile prohibido entre su sal y sus peces. No pude evitar sonreir..





Empezó el verano. Tengo ganas de escapar, de vivir un millón de cosas, de que me brillen los ojos y sonría de corazón. De playa, viajes, libros llenos de historias de arena, soñar, cumplir sueños. Tengo unas terribles ganas de vivir. (Dedicado a Judith, que dice que mis historias son siempre tristes :))

Y de regalo una canción:

Había dejado de existir la esperanza.

Hubo una serie de sucesos que asombraron a la población. Por aquellos días sólo había agitación en la ciudad. Y no es para menos. En los periódicos había salido la noticia más horrible del mundo: Había dejado de existir la esperanza. Los titulares en primera plana estaban claros, junto con fotografías de lágrimas, muchas. La gente se preguntaba: ¿y ahora si no tengo esperanza que me queda? Es lo último que se pierde así que significaba que estaba todo perdido. Ya no había calma en las peluquerías, ni en los bares, por todos lados se hablaba de la tremenda catástrofe. Las canciones que llevaban esa palabra eran tiradas a la basura, los corazones ya no la albergaban. Estaban tan vacíos que asustaba. Más tarde llegó la noticia de que en realidad nadie había pisado la luna, y que el cielo era un espejismo. ¿Cómo podía ser eso? ¿Habían estado engañados todo ese tiempo? Entonces cuando miras hacia arriba ¿qué ves? Habían estado haciendo cabalas sobre a donde se iba la gente cuando moría, igual había un cielo alternativo. A saber. El caos estaba muy presente. Las personas ya no tenían paciencia, el mundo se estaba haciendo cada vez más gris. Y claro como no había esperanza eso era imposible que cambiara. Sólo quedaba que todo fuera a peor. Las personas empezaron a emigrar a los alrededores, donde podían estar tranquilos, donde quizá pudiera volver la esperanza. Corrían rumores de que había sido un loco el que la había matado con sus propias manos. Otros decían que se había suicidado tirándose al mar. Fuera lo que fuera, el mundo estaba al revés. En cuanto a lo del cielo, ya nadie miraba hacia arriba. Era increíble ver como las personas caminaban mirándose los pies, el suelo si era cierto que existía. Y tanto. Nada de volar, ni cerrando los ojos ni en aviones. Ahora la única realidad era el suelo que pisaban, suelo firme. Había alguien que se resistía a creer eso, pero a fuerza de leerlo y de ver el caos se lo iba creyendo. Era una niña que vivía en lo alto de la colina y jugaba a sonreir entre todo ese gris. Le habían llegado las noticias y estaba dispuesta a ir en busca del asesino. Lo tenía todo preparado: un paraguas para volar por el cielo y que la gente la viera, un poco de magia en un frasquito, y millones de sonrisas. Por supuesto también una cámara fotográfica para retratarlo todo y que la gente volviera a creer. Iba a crear esperanza, fuera como fuera. Siempre queda algún resquicio de color, sólo hay que buscarlo. Quizá todo este tiempo había estado buscando en el sitio equivocado. ¿Lo conseguiría? Quien lo sabe.. pero es tan feo caminar sin que exista esperanza, porque significa que todo está perdido. Y como dice el gran Ismael Serrano homenajeando a Machado: Hoy es siempre todavia. No todo está perdido. Toda la vida es ahora.

Ojalá tuviera mucha suerte y volvieran las sonrisas. Ojalá la gente volviera a mirar al cielo y desapareciera ese gris que estaba contaminando la ciudad. Ojalá pudiera volar..

El cielo cada vez está más lejos.

Es como si una enorme cuchara, del tamaño de una botella de coca-cola me vaciara por dentro. Dando vueltas como un remolino y dejando marcas en la piel. A la vista de cualquiera que fuera un poco sensible. Y me drogo con el "sin sentido" de los días que terminan y empiezan igual. En la televisión se suceden historias dramáticas y la más sensible del mundo se emociona viéndolas. Parece que entre eso y el vacío el mundo se derrumba. Mueren estrellas de la música, de la poesía. No está siendo un buen año para nadie. Los aviones cada vez vuelan más cerca del suelo y en el supermercado la cajera no suele saludar. Las calles se vuelven frías y las tormentas de verano son cada vez más intensas. Hoy el cielo estaba tan negro que parecía de noche, odio esa sensación, como si supieras que se va a caer el cielo a pedazos y no pudieras hacer nada para remediarlo. Pronto llegará el verano, habrá que ir a la playa a ver si el vacío se llena de gotas de mar y así relleno por dentro lo que me hace falta. El cielo cada vez está más lejos, y yo sigo sin encontrar lo que busco. Hay cicatrices por todas partes. En el suelo son pisadas, en el cielo rastro de aviones y en el corazón, en el corazón ya lo sabes.. Imborrables. Su única cura está a demasiados kilómetros, el antídoto para el veneno es demasiado caro y sucede que ya me estoy desangrando. Escribo en silencio en medio de la noche, como siempre y como nunca. Y lloro entre palabras y nunca entre personas. Me estoy volviendo tan arisca como un gato en medio de la noche al que le ofreces caricias y te mira con desdén. Para después marchar con la mirada bien alta y agitando la cola hacia los lados. Y la noche sigue sin darse cuenta de que las calles están llenas de gatos abandonados, solitarios, gritandole a la luna lo que no le pueden maullar a nadie al oído. El día tampoco hace caso a las personas que no tienen sueños y sólo des-sueños. Los que caminan mirando al suelo porque nadie les mira a ellos y cuándo miran al cielo él escupe en forma de lluvia. La ciudad se encoge a cada pisotón y da vueltas buscando entre los coches olvidados algo que le haga vivir. El mar da paseos de ida y vuelta para ver si alguien le dice : quédate. Las mareas son solo eso, los mareos algo más. Aquella mujer que viajó sola toda su vida cambiandose el nombre cada mañana lo sabía muy bien. No importa lo lejos que escapes con tu dolor, él te acompañará vayas a donde vayas. Aunque no le hayas invitado. Aunque en el espejo de por las mañanas pintes la sonrisa más grande del mundo. Seguirá dentro hasta que alguien logre arrancarlo. Y no se si es peor el dolor, o el vacío. Lo que decía: el mundo se derrumba, será cosa de los años impares, los jueves, el color amarillo y que el cielo cada vez más lejos cuando miras hacia arriba.

"Sale el sol así que voy a darme una vuelta y a comprarme algo y me compro una camiseta azul metálico. No la envuelva, porque me la llevo puesta, guardo mi camiseta vieja en una bolsa de papel y sólo al quitármela me doy cuenta de que tiene algo escrito y lo que tiene escrito es : Piensa en mi, y debajo hay una fotografía de una playa aunque en la playa no hay nadie. Resulta tan estupido que por un momento pienso que debe de ser verdad que es el demonio el que tira los dados y luego por supuesto nada más salir de la tienda, meto la bolsa con la camiseta dentro de un cubo de basura y me juro no volver a ponerme nada sin antes leerlo primero. "
Ray Loriga - Tokio ya no nos quiere.

Cementerio de sueños.

El perfecto crimen. Había salido del escenario sin dejar ninguna huella con una sonrisa macabra. En aquella vieja fábrica abandonada había matado todos sus sueños. Uno a uno. Había empezado por los más grandes ya que le iban a llevar más tiempo. Los arrastró y lanzó contra las paredes. Mientras lo hacía lloraba tanto que le dolía la respiración. Lo que más odiaba es que cuándo lloraba le salían manchas por la cara. Después todo el mundo sabía que había llorado. Círculos rojos que decían : por aquí paso una lágrima. Así no hay quien pueda. Después del asesinato múltiple de ilusiones echó a caminar con pasos muy largos. No quería volver la vista atrás, no merecía la pena. Se quedaban con un sofá lleno de agujeros por la lluvia, y juguetes pasados de moda llenos de gotas de agua. Por las noches seguro que pasaban por ahí coches fantasma llenos de sueños olvidados, y por el día paseaban fantasmas viviendo momentos que nunca más recordaría nadie. Era el cementerio de sueños más concurrido. Ahí van los besos que no se dan, los latidos que se escapan cuándo crees que te falta el aire. Las veces que sonreiste de corazón con todas las ganas del mundo también están. Porque cuándo sale una lágrima esas sonrisas se escapan. Y a veces no hay manera de que vuelvan. Los deseos de cuándo eres niño, cuándo quieres ir a la luna. Con los años te das cuenta de que la luna está demasiado lejos, que ni irás ni te llevarán. También hay un hueco para las palabras que te rompen por dentro, están todas por aquí susurrando, es imposible caminar sin que alguna se meta por tu oído. Hay un catálogo enorme de todas estas cosas. Los sentimientos cuando dejan de sentir. Las palabras cuando dejan de conmover. Las sonrisas cuando dejan de ser especiales. Los corazones cuando paran sus latidos. Las caricias que se acaban. Los sueños que caducan. Las ganas cuando dejan de existir. Cuando puede más la realidad y termina con todo lo que nos remueve. El mundo cuándo se derrumba.. los días en los que no tienes ganas de levantarte de la cama.

Se alejó mirando al suelo..

Respirar tan fuerte que se rompa el aire.

Ayer me apetecía distorsionar la realidad, mirarlo todo con otros ojos. Mientras esperaba el tren apareció una mujer con un vestido hecho con ramas de un rosal, y rosas por supuesto. Al caminar los pinchos le rozaban la piel dejando dibujos macabros. Ella sonreía mostrando su vestido. En el tren había demasiadas personas, apenas había asientos. Enfrente mía iba una pareja. El hombre tenía los ojos tan azules que atravesaban el alma, ella tenía la mueca más triste que vi en mi vida. Se apoyaba en él. Me los imaginé haciendo el amor toda la noche, todas las noches todo el tiempo que llevaban juntos. Ella estaba triste porque pese a tenerle, el mundo se derrumbaba a su alrededor. Siempre pasa, la mala suerte se esconde detrás de las esquinas. Al bajarme del tren el calor era demasiado intenso. Se derretían las vias del tren y el andén iba desdibujandose conforme iba dando pasos. En la otra vía, en la televisión echaban la historia de la niña que esperaba el tren porque ya nadie la esperaba a ella. Era experta en hacer infinitos los domingos, aunque ahora se le hacían eternos porque estaba sola. Bonita historia con un trágico final. Al final el avión en el que viajaba en busca de alguien caía al oceano y desaparecía para siempre. Después de la palabra fin la mujer del vestido-rosal aparecía riendose a carcajada limpia. El perfecto surrealismo para un domingo de mierda, para una historia de mierda. El tren apareció al fin y la historia quedó proyectándose por si a alguien le apetecia verla. Al llegar a mi destino pensé en esa historia y en su director. Debería de llevarse mil premios como dice la canción.. Había puesto en ella todos los elementos dramáticos posibles y una pizquita de ilusión, pero está claro que los finales felices están demasiado vistos. La gente busca ahora realidad así que lo del avión estrellado era perfecto. También quedaba en el aire el posible destino de la niña, podría haber sobrevivido y navegar en el mar como una sirena ..aunque es verdad que ella no sabía nadar. Podía haberse hecho una casa en el avión y vivir allí sola, lejos de todo y de todos. Pero no nos engañemos, lo más seguro es que sus ilusiones desaparecieran para siempre con ella. Y nadie la recordara nunca más.

Y suena de fondo..

Irrepetible, mágico, felicidad en estado puro.

Irrepetible, mágico, fuera de cualquier dimensión espacial o temporal. Risas que cruzan el cielo mezclándose con el resto de risas del universo. Felicidad inmensa, inpensable, increíble. Abrí la puerta y me estaban esperando todos los besos del mundo, y eran sólo para mí. Tenía miedo de no poder guardarlos todos pero escogí la parte del corazón que tenía más vacía y allí los coloqué. Uno a uno contamos millones. Era el sitio más bonito que había visto hasta entonces. Recuerdo que antes de cenar nos cenamos, que había velas por todas partes dándonos más calor del que teníamos. Había esperado ese momento casi cien dias y había merecido la pena. Me diste la bienvenida cubriéndome de caricias. No importaba lo que decía la televisión de fondo, ni siquiera quien estaba saliendo, eran imágenes sin sentido que daban un poco de luz a nuestros cuerpos. Y si el mundo se estaba terminando tampoco importaba. El nuestro estaba empezando. En él, todos los sueños se hacían realidad y las cenas llevaban como ingredientes besos infinitos. Universos infinitos. El sol por la mañana nos quemaba la piel y la felicidad me quemaba por dentro. Tenía ganas de dar saltos de alegría, de gritarte que por fin estaba contigo en tu mundo, que no querría despegarme nunca de él. Conquistar todas las calles con casas blancas de los pueblos cercanos. Dejar un beso en cada esquina como hacen los enamorados. Y reirme de lo que dice un camarero loco con una broma sin sentido de esas que tanto me gustan. Un hombre trajeado visita las casas repartiendo libros de alguna religión inventada, como la de nuestros besos a la hora de comer. Visitar tiendas de recuerdos (objetos que si los tocas y cierras los ojos te transportan al lugar en el que estuviste) y llevármelo todo. Ser una compradora compulsiva de postales, más de cinco al día. Que un gato callejero nos haga descubrir una galería de arte escondida. Todo lo que está escondido es bonito. Al dueño le gustó que yo fuera de Asturias y se imaginó historias de amor Asturias- Tenerife. Que me salves de que una ola me mate, en el segundo adecuado me moví la distancia adecuada. Sentarse a ver el mar cerca de un faro, hablar de todo y de nada. Intercalar besos. Volver a hacer realidad sueños. Vuelta a casa, la mirada posada en la carretera, y una sonrisa enorme. Escondida pero enorme. Con ganas de decirte: Cómo eres capaz de hacerme tan feliz? Estas imágenes están tan recientes que es como si mirara a una de esas bolas con purpurina. Como si fuera una película, soy capaz de recordarlo todo. En la bola se van sucediendo momentos y mi sonrisa aumenta cada vez más. Siempre será mágico, atemporal. Y eso sólo fue un día. Imagínate que fuera siempre..

de todas formas, siempre tendré una bola del mundo con una isla pequeñita guardando los mejores recuerdos. Y si vuelve a pasar, llenaré otra. Soy de las que me gusta tener la estanteria llena de ellas, y si me apuras, la casa. Siempre re-cuerdos. Demasiado cuerdos, o demasiado locos. Si quieres soy tu superheroína y te salvo de los malos el resto de tu vida. Tú ya eres mi superheroe.

Tu eterna loca soñadora.

Seguirá en la azotea..

Ella no sabía vivir de otra manera, seguiría siendo una soñadora toda su vida a pesar de las caídas. Tras el choque, volvía a ascender lentamente hacia el cielo. Subiendo poquito a poquito, sin locuras. Seguiría viendo peces en el agua del vaso, imaginando su futuro cerca del mar, inventándose historias callejeras. Y dándolo todo por las emociones, por lo que pesa un beso cuándo lo deseas desde siempre. Al final, lo que importa es vivir intensamente. Porque si no, no se vive. Es una loca porque le gusta escapar sin dejar rastro, y desde que descubrió el poder de los aviones no dejará nunca de hacerlo. Sabe que las cosas muchas veces no salen como uno imagina, pero que hay que intentarlo hasta el final. Va perdiendo la inocencia pero nunca la capacidad de soñar. Una vez trazados los posibles finales, le gusta luchar por el final feliz. Sin perdices, pero viviendo felices. Porque igual Caperucita se casó con el lobo y él no quería comerla. La Cenicienta pasó del príncipe y se casó con un músico callejero. Es una loca que quiere saltar a las nubes desde las norias, que sabe que la risa son millones de cascabeles, y los lleva en la muñeca y en el tobillo. Así sonrien también las extremidades del cuerpo. Momo le enseñó a escapar de los hombres grises, quizá ella es una pequeña Momo, que odia las agujas del reloj. Los juguetes sin vida. Se molesta por tener siempre el corazón limpio y buenos sentimientos. Algunos la tachan de tonta, ella simplemente no quiere hacerle daño a nadie. Valora los amaneceres, los atardeceres, la luz, los colores, y los gatos callejeros porque aprende de ellos. Sin dueño, solitarios, mirando la luna desde los tejados. No necesitan nada más. Le gustaría perderse por las calles de ciudades desconocidas. Atenta al tránsito de los coches, de las luces artificiales. Y al día siguiente, perderse en la naturaleza. Verde, azul, tumbarse a mirar las estrellas y dibujar formas entre ellas. Saber que vivir merece la pena. Que hay mil misterios por descubrir al terminar el día, y aunque se levante solitaria y tome un café, pronto algo le hará saltar del sitio. Estallar de alegría. Contagiar al mundo, sonreirle a los desconocidos. Los cuentos tienen el final que tú quieras darles, ella lleva mucho tiempo perdida en un cuento imposible. Sigue escribiendolo, hasta que alguien escriba la palabra fin y cierre las tapas.

Sigue sonriendo como una boba cuándo (te) recuerda..

En las paredes de la calle, en las tuberías, en el aire. En los cárteles, los anuncios de las vallas publicitarias de las autopistas. Los dibujos, la música callejera, la alegría de los niños que juegan. Las luces del amanecer, las nubes, grises o azules. El frío en la playa, el aire que despeina, las películas en buena compañía. Las bicicletas en medio de la ciudad, los coches con conductores sonrientes. Las carreteras rectas y buena música. Los aeropuertos cuándo hay un Hola y un abrazo. El frío de los pueblos perdidos, el vino en copa de carne y hueso. La felicidad está en todas partes..

que ganas de compartirla contigo.


Tiembla el mundo.

Dónde comienzan los besos y donde se apagan los sueños. Me pongo a escribir y siempre estás detrás de cada palabra. Escondido en el agua de la bañera mientras miro al techo. Tengo el corazón cerrado por obras. Están colocándole una barrera fuerte, reforzando la coraza. Nadie puede entrar mientras tanto. Ni tú puedes salir, claro. Cierro los ojos. El aire es demasiado fuerte y mueve mi pelo hacia todas partes. Estoy sola, sentada mirando al infinito. El ruido de las olas me calma, me da esperanza. Ya no me trae mensajes de ningún tipo, los escribo yo mientras intento escapar de todo lo que querría decirte y ya no te diré. Mientras aprendo a volar dando pasitos pequeños, sin lanzarme al vacío, sería un salto mortal. Coloco los brazos en forma de cruz, y me deslizo entre ese viento que me limpia por dentro. Vienen a mi mente recuerdos, confianza extrema, cuándo aún creía que seríamos eternos. Como en una de las últimas películas que vi, voy dando marcha atrás a los mejores momentos del mundo. Se rebobinan como si fuera una cinta de video. [ . . . ]Me descompongo en mil pedacitos y voy tirándolos al agua uno a uno. Escribo en aviones de papel un Nunca que apenas se puede leer. De la rabia y los temblores. Lanzo el avión muy lejos para que no pueda verlo. Escondo mi mano en la arena, sigo con los ojos cerrados. [ . . . ]Intento verme sola paseando, sola cantando, sola mirando al mar. Sola. Cierro los ojos. Se escapa una lágrima. Y dos, y tres. Guardo la esperanza más pequeña del mundo por si algún día decides volver. Abro los ojos. No hay mar más triste que este, no quiero decirte nunca adiós. El cielo me queda demasiado grande y no tiene señales de tráfico, además no se volar sola . . Ya me perdí por él demasiadas veces y caí de golpe mientras empezó a llover.. [ . . . ] Lo guardo todo en el frasco de los momentos felices. Siempre te..

Bienvenida, Celia realista.

Rutinas y ssssshs (sueños)

La señora del quinto baja en el ascensor hojeando un periódico al revés, como en las películas. Su mundo se ha dado la vuelta y ella decide darle la vuelta al periódico para ver si algo vuelve a su sitio. Es un sábado soleado, los niños ríen porque pueden sacar la bicicleta. Son los más felices del mundo en el parque. Se enamoran por primera vez de la niña que les roba el juguete, y la odian demostrándole así amor. Otra de las vecinas pone música muy alta y comienza su extraño ritual de limpieza. Pega saltos por el salón, canta sin saber muy bien que canta y lo deja todo reluciente mientras tanto. Un hombre aún no ha vuelto a casa, lleva decidiéndolo desde las 10 de la noche apoyado en la barra de un bar. Le espera soledad, y en el bar engaña a la soledad. Su casa está patas arriba, como su vida. Las sábanas por el suelo y la bombilla de la lámpara fundida. Hoy, alguien se casa. Lleva esperando ese momento los últimos dos años. Está nervioso, quería haberse declarado al lado del mar, donde la conoció, y el paseo de la playa está en obras. Cayó una tormenta tremenda y el anillo se le cayó al suelo. Bien es cierto que las cosas nunca salen como se planean. Hoy de momento, luce el sol. Sueña con vivir los siguientes años con ella, sabe que la vida da muchas vueltas, y espera no odiarla por ello. Mientras todo esto pasa y los segundos se revolucionan, yo sueño con escapar en un viejo coche. Adoro las carreteras rectas, el sol, y la música relajante. En la maleta quiero llevar un par de sueños y las ganas de vivir al día. Me cansa la rutina si no tengo nada que me haga saltar por casa por las mañanas. Quiero reir hasta que me duela la tripa, emborracharme de vida. Echarme a volar por el cielo con un paraguas de colores estampado con nubes. Desayunar en alguna terraza perdida zumos que saben a vida. La playa siempre cerca. Gatos por las calles. Escapar de las calles grises y pintarlas con colores. Gritar a los cuatro vientos que soy feliz. Decírselo al músico callejero, a la señora que toma el sol, al dependiente de la tienda. Correr como una loca al mar, quitarme la ropa y lanzarme al agua empapándome de vida. Sonreir, como siempre y como nunca. Ojalá pudiera vivir eso contigo.. y que fueras tú el que me escucha gritar: Soy feliz. La casa amarilla cerca del mar, al lado de un faro y llena de gatos, ya sabes.. sueños. Y yo, siempre soñando(te).

Lo importante de leer la letra pequeña.

Atento a la mirada desconocida del caminante. Un helado se deshace en una boca cercana, y al lado unos labios se comen pensando que quizá no hay mañana. Vivir el día de principio a fin es el lema. Mi cámara de fotos se desliza fotografíando la rutina, una rutina feliz bajo el sol. El banco más solitario del mundo está lleno de nombres grabados de gente que se juró amor. Puede que hoy ya no exista ese amor, pero ese día era lo más importante. Y hay señales de amores vaya por donde vayas. Los que están, los que nunca estuvieron pero lo desearon, los que nunca estarán. Personas comiéndose el alma. Orgasmos escondidos a la vista de la gente. Suena te quiero, te odio, las cosas como vienen se van. El amor mueve el mundo. Hay palabras que dedican un libro, ramos de flores pidiendo perdón, peluches con perfume. El cine está lleno de besos, las calles llenas de recuerdos. Aquel parque vió el mejor beso del mundo. Con música de fondo, por supuesto. Hoy lo visito solitaria. Una tarde compré dos yogures de chocolate, 25 cucharas de plástico en el supermercado y me los comí feliz. Con la mirada perdida en el lago de los patos, como una niña a la hora de la merienda. Disfrutaba con la risa inocente de los niños. Con mi cámara que todo lo retrataba. Puede que esté loca, que sienta demasiado cosas que no debí sentir nunca. Pensé que esta vez era diferente. Hay cosas imposibles, ahora lo sé. Y ese parque no volverá a disfrutar nuestros besos, las calles no se contagiarán de alegría viéndonos. Todo se lo llevó la tormenta y el tiempo, nada se pudo salvar.

Sólo queda mi voz diciendo en voz bajita: cuando quieras, como quieras, siempre.. Quise pintar en las paredes corazones, en la arena del mar, en tus ojos. En el parque de los corazones grabados en la madera de los árboles, hay amor esperándote. Y en mis labios besos, y en mi corazón momentos. Por si algún día regresas..

Prohibiciones.

Hoy me perdí dandole vueltas a la cucharilla de café, aparecí lejos de todo. En un mundo lleno de pensamientos que se piensan a la hora del café. Sueños de solitarios que aspiran encontrar el amor de su vida al doblar la esquina. Cantautores olvidados con la música en la sangre y una musa que nunca olvidarán. Parejas odiándose después de amarse como nunca, discusiones con un café de por medio, la cucharilla nerviosa. Palabras en una servilleta del bar, el móvil sonando y el dueño del café que no quiere cogerlo. Imágenes de cafeterías perdidas del mundo, con un sillón al fondo y el periódico más manoseado que la manilla de la puerta. Fotografías de sueños, mares, manos que se cogen y se sueltan. Y hay que seguir caminando con el corazón en la mano. Cayéndose cada vez más hacia el suelo. Me perdí en esa taza y aparecí en un mundo en el que estaba prohibido echarte de menos. Había carteles llenando las calles, no sueñes demasiado ponían. Un barrendero daba vueltas a la escoba, siempre había querido volar con ella. El cielo lleno de nubes anunciaba tormenta: "En 5 minutos caerá un montón de agua sobre vuestras cabezas, y no llevareis paraguas." En ese mundo, las estatuas te guiñan un ojo al pasar y vuelven a su postura original. Existen museos de pensamientos olvidados, de soledades encontradas y sonrisas empaquetadas por fecha de caducidad, porque sí, las sonrisas caducan, como los yogures. Y hay que comprar nuevas, que se venden en la última tienda de la calle. El tendero, es el más feliz de ese mundo, las hace por cientos, de todos tipos y tamaños. Yo prefiero que las fabriquen a medida, un artista lo hizo durante mucho tiempo. Me las mandaba en forma de palabras y yo las colocaba orgullosa, luciendolas a todo el mundo que me encontraba. Su voz, también se convertía en sonrisa. Las veces que me tocó por dentro, también. No es por despreciar a la tienda de sonrisas, pero eran más bellas las suyas. En este mundo también hay magia. Magia que no quiero que se pierda. Y estaba totalmente prohibido enamorarte del diseñador de sonrisas. Yo había caído, he de reconocerlo. Le había escrito mil cartas preguntándole cuales eran sus sueños, yo escondía los míos entre palabras. Habíamos vivido momentos especiales. Y quería más, no era capaz de obedecer las prohibiciones, sentía, sentía, quería más sonrisas.. Tarde o temprano, me acabarían echando de aquel mundo por cabezona. Por ser maestra en desobedecer leyes. Por terca, por soñar más de la cuenta. Y volverán todas las cartas a mi correo, sin respuesta.

Hoy me perdí dándole vueltas al café, y la cafetería era la más triste de la ciudad. Y tú, apareciste en mi mente, artista maestro en diseñar sonrisas..

Sólo un café.

El papel está lleno de tachones, igual que el alma llena de moratones. Parece mentira pero sigo yendo hasta el cielo sabiendo que pronto me caeré. Por volar un segundo, empeño un millón de lágrimas que por supuesto acaban saliendo. Nunca debi haber subido. Estar demasiado tiempo soñando trae efectos secundarios, te empapas de realidad y duele. Duele. Y querer y que lo único que quiero sea imposible.. Un nudo en el pecho que no me deja respirar. Y al final que los exámenes salgan mal son lo que menos importa en el mundo. Sé que pocas veces estuve así y que habría dado la vuelta al mundo por.. pero no se puede luchar contra algunas barreras. En el mundo real las cosas no son como yo las imagino. No hay sofás, ni estoy ni estaré acurrucada en tu pecho. Siempre habrá una cuenta atrás. Los mejores momentos del año a tu lado. Tendré que frenar esto. Si no vuelas, no te caes. Tendré que aprender a guardarme el corazón un poco porque esta vez ha cogido demasiado frío. Y nada de soñar con imposibles. Loca insensata que aún cree que las películas pueden llegar a ser reales y que el amor puede con todo. En realidad los besos de película tienen un guión detrás, y los actores cuándo llegan a casa tienen una rutina como los demás. Las frases increíbles, los abrazos perfectos, son artificiales. Y en la vida real sólo hay un frío terrible aunque estemos en Junio.. y nunca me había dolido tanto el corazón.

Bienvenida realidad.

La piel gritando, los ojos..

Está la piel gritando canciones que nunca sonaron por la radio. Se inventa palabras, conjuga tu nombre con preposiciones y salen frases que podrían ser de película. A todas horas hay soledades buscándose, y movimientos en el suelo imperceptibles. Que yo noto, claro. Se mueve el suelo y el cielo cada día está más lejos. Un terremoto que lo convierte todo en tonalidades grises. Hay que ver lo poco y lo mucho que me gustan las películas en blanco y negro.. Sin embargo, adoro el fotograma en color que aparece en algunas de ellas. Resaltando algo pero sin perder lo bello del blanco y negro. Supongo que tú eres eso para mí. Aunque no estés. Eres lo que le da color a la uniformidad de los días. Algo que aparece y lo cambia todo. Algo que me remueve por dentro. Y me cansa la apatía del blanco y negro. Los libros que no soy capaz de terminar, la hora punta del autobús sin aire para respirar. La gente solitaria en un banco del parque mirando al cielo, los que hacen la compra solos y compran para ellos solos. Me asusta que aunque el cielo esté azul intenso, yo lo siga viendo todo en blanco y negro. Y esta sensacion de ansiedad reprimida, todas las palabras que quiero decirte y no puedo. Y cada vez más al fondo se van. Perder el corazón por las calles, que las alcantarillas estén llenas de lágrimas que se confunden entre lluvia. Odio cuando las series terminan por falta de presupuesto, y te quedas sin saber que habría sido de ellos. (O de nosotros). No quiero ilusionarme y dar vueltas a la luna si tú no haces lo mismo. No entiendo porqué en este mundo hay tanta falta de abrazos, ni porqué mi pasillo nunca alberga risas. Tampoco porqué la persona más importante de mi vida se fue hace muchos años, y yo estoy olvidándome de su olor porque el tiempo es así. Te hace olvidar. Yo no quiero olvidarte. Quiero que el mar de segundos que nos separa desaparezca con un soplido. Que alguien me despierte de madrugada diciendome que me quiere. Porque sigo sin entender porque soy tan dada a soñar con imposibles. Desde que era muy pequeña tuve que sonreir sacando la fuerza de debajo de las piedras, pero es que en esté camino no me quedan piedras donde buscar. Odio recordar y no poder tenerte. Y que lo mejor que me pasó en mucho tiempo sea tan posible cómo viajar a la luna. No me gusta no tener a quien contarle entre risas mis locuras. Mis pensamientos tontos, esos que sólo se pueden contar a una persona. Se guardan, se esconden. Y me vuelvo arisca, me escondo de la gente, no me gusta que me vean triste. La niña de la sonrisa permanente que se la pinta con rotuladores ultimamente. Quiero ir al mar, gritar y que me escuches desde el otro lado del mundo. Que vengas a rescatarme, que no puedo más así. No quiero perder la ilusión de las cosas pequeñas, y ayer estaba el cielo precioso y yo caminaba mirando al suelo.. No quiero que el papel siga escuchando mis palabras. Es señal de que las cosas van mal. No quiero esta apatía que me come por dentro, ni la soledad que llena mi casa. Y sólo necesito un segundo a tu lado. Que puta la vida que siempre lo hace todo dificil. Y que putas las lágrimas que salen a deshora y sin avisar..

Lo daría todo, todo, por una sonrisa.

Yo mataré monstruos por tí.

Voy encontrando frases de amor para dedicarte en todos los lugares por los que paso. Y besos, de mil maneras y formas, cruzándose formando corazones que no están a la vista de cualquiera. Las vías del tren se juntan pero nunca llegan a rozarse, y en las declaraciones de amor de las películas siempre hay un beso final. Y yo me declaro todos los días, le grito a todo el mundo lo que siento. Hasta a tí. Madrugradas frías, días eternos. Encontrarme una bruja que me lea por dentro y diga: Has dado muchas vueltas en la vida pero estás aquí por algo. Y abrazos en un sofá perdido del mundo. Y crear un mundo nuevo. Y que tú seas mi mundo. Dar vueltas por el espacio sideral cogidos de la mano. Soñar despierta. Café contigo. Escapar y correr por las lineas de tu mano, acostarme en tu pecho, acariciarte el pelo. Hacer más bonita la palabra amor, hacerlo a todas horas. Que me abraces todas las noches y todas las mañanas. Dejándome sin respiración. Estrújame por dentro hasta arrancarme la tristeza. Recórreme por dentro como si me hubieras deseado toda la vida. Llévame a ver el azul del mar, quiero verlo desde tus ojos. Azul con azul. Escucha música callejera conmigo, imagina conmigo. Dios, nunca había tenido tantas ganas de hacer feliz a alguien. Aún no entiendo porqué sigues en mi cabeza. Dando vueltas sin parar. Te tengo grabado a fuego en la piel, que grita sin parar que necesita la tuya y así no hay quien pueda. Necesito un combate piel contra piel, y que gane el amor.


Sigo esperandote, quedamos cuándo quieras y donde quieras. Sólo tienes que avisar..
Iré preparada para devorarte nada más que te vea.

Recuerdos y sueños.

Ella siempre se reunía con él en aquella vieja cafetería. Las paredes estaban llenas de fotografías antiguas, y a ella le gustaba imaginarse en todas ellas. Sonriendo al lado de la gente que salía, observando el paisaje. El adoraba cómo ella se quedaba mirando ensimismada los cuadros. Y soñaba que ellos dos iban a todos esos sitios. Sueños y café. Todas las tardes. El oficio de él era dibujar ilusiones, y llenarlas de color. Utilizaba para ello lienzos, papel de dibujo de un determinado grosor y todo tipo de pinturas. Podía pasarse horas imaginando para luego reflejarlo en el papel. Y ella adoraba verle dibujar. Podía mirarle toda una tarde, y aún querer más. Mendigaba un beso cada cierto tiempo, que él accedía a darle haciéndose el remolón. Había dibujos de ella en todos sus blocs, esbozos en los que apenas se distinguía una silueta, pero igualmente preciosos. Mientras él dibujaba, ella se perdía entre palabras. Escribía a veces con la mente, a veces con un bolígrafo todo lo que vivía a su lado. Le gustaba escribir a lapiz entre las hojas de su bloc un "te quiero" que él leería sonriente. Una vez que llegaba la noche, preparaban la cena entre risas. Ella era muy torpe, no había día en el que no se le cayera un plato al suelo. Y odiaba el ruído que hacía al caer. Cenaban con vino cada noche, siempre había algo que celebrar. Después venían las horas de sofá y una película. Se acurrucaban lejos del mundo, creando una burbuja solamente de ellos. En ella, los besos eran el mejor manjar y sobre todo regados de un buen vino. O malo, que más da. A ella le gustaba acurrucarse como una niña chiquita en su pecho. Y lanzarse a sus labios cada vez que podía. Pesada y besucona, así la apodaba él. El era más arisco, disfrutaba de su soledad y se le hacía raro tenerla siempre en brazos. Temía aconstumbrarse a sus besos, y echarlos de menos cada día, cada noche. Ella era más alocada y quería darle todos los que pudiera, por si algún día fuera imposible. A medianoche, se perdían uno en el cuerpo del otro. No había una hora programada, pero los dos se lanzaban a devorar al otro a la vez. Hasta en eso tenían conexión. La más especial, la mejor. A ella le gustaba la luz tenue, y a él admirarla de arriba a abajo. La miraba con esas miradas que desgastan, y que mueven hasta el corazón del sitio. Las noches, eternas, preciosas. Como aquella en la que él la llenó de vino y se la tomó a sorbos como si de una copa se tratara. No querían saber de adioses, sólo de momentos juntos.

Ella sabía que tenía que casarse con él, que le amaba como nunca había hecho. El en algún momento también sintió eso. Ella quiere casarse con él todos los días y despertar en una cabaña de madera con el sol dando en la terraza. Ella quiere vivir ahí y saludar al mar todas las mañanas después de darle un beso a él. Ella sueña más de la cuenta. El se asusta. Ella está aconstumbrada a luchar hasta el final aunque pierda el corazón por las esquinas, él es más consciente de la realidad y espera. Ella estaría dispuesta a ir a verle mañana si fuera posible y él quisiera. Ella le escribe cartas todas las noches y le extraña todas las mañanas. Y está segura de que es EL porque mientras se deshacía en lágrimas él le sacó una carcajada. Y eso nunca lo había conseguido nadie. Ella seguirá esperandole, pase lo que pase. Está segura de su corazón.

El no sé donde está, ni que siente..

Recuerdos y sueños. Lo que pasó aderezado con lo que me gustaría que pasara..

Mueren relojes con cada "adiós"

Van dejando de funcionar los relojes que me rodean. Primero fue aquel fatídico día mi reloj digital de pulsera. Simbolizaba el fin de algo que nunca más volvería a funcionar. Un adiós, estás fuera de mi vida, hasta mi reloj te está expulsando. Ahí empezó mi filosofía de vivir fuera de cualquier minuto. Llevé ese reloj hasta que salió expulsado volando de una montaña rusa. Y fue el segundo adiós. Tú tampoco perteneces a mi vida, mi tiempo te echa de ella, ya no habrá más segundos compartidos. Me negué a comprar otro, no quería atarme a ningún segundo. Pero en mi cumpleaños me regalaron otro artefacto del tiempo, esta vez uno de agujas con los números muy pequeños. Es de mala educación rechazar un regalo así que me lo puse. Una mañana, antes de un viaje se paró. Escogió como lugar para morir el cuarto de baño después de la ducha. A este parón aún no le encontré explicación. No era ni un momento significativo, ni un adiós. Quizá me estaba diciendo que te tenía que decir adiós a tí tambien. O que tú ya te habías despedido de tus sueños a mi lado. Me negué a ponerle pila, y sigue en mi muñeca buscandole explicación al parón. Será que unos duendes chiquititos juegan dentro de mis relojes, accionándolos y parándolos cuándo quieren decirme algo. Casualmente cada vez que uno se para mi vida da un giro de 180º. Y hoy, estudiando entre montañas de hojas y un viejo rock & roll sonando en la radio y mis pies moviéndose levemente.. dirijo la mirada hacia el reloj de pared de mi salón. Cual fue mi sorpresa al comprobar que también se había parado. De nuevo sin explicación aparente. Pero sigo creyendo en las señales, y para mi esto son señales. Si por cada "adiós" un reloj se queda sin pila y deja de funcionar, ¿que pasará con el corazón? por cada adiós muere y renace. Y el mío estoy segura de que está cansado de morir y desangrarse en las esquinas. Cansado de perderse en el fondo del vaso sin que nadie lo encuentre. Dónde venderán las pilas para que vuelva a funcionar, quién le dará cuerda..

Regálame un par de pilas y un par de besos. Llenalo de sueños por cumplir, rescátalo de las esquinas y no lo dejes caer por las aceras. Corre el peligro de ser pisoteado, y uno así nadie lo quiere. Haz que vuelva a funcionar de nuevo, que los latidos sean como el tic-tac de los relojes. Escúchalos algún día en tu pecho. Y por favor, no dejes que se sigan parando a mi alrededor.. siempre son un mal presagio.