Buenos días, mundo.

Levantarse con el olor que te despertaba hace años. Mientras la leche está hirviendo en el cazo más viejo del mundo y el café se hace, en la televisión aparecen dibujos que te hacen sonreir. Te sientas, en el mismo sitio de siempre.. quizá unos años mayor, con la vista más cansada, las manos más curtidas, la sonrisa menos ingenua. Coges la taza que te calienta las manos, las mantienes ahí. El cielo está mañana está azul y luce el sol. Se respira tranquilidad mezclada con el humo de alguna chimenea, alguien trae el pan de la mañana, tierno como siempre. Esta mañana no tengo otro plan que pasear y hacer alguna foto. Ver si sigue todo verde como siempre, si hay algo diferente en el cielo y si la gente sigue saludando por la calle amablemente. Si los niños han crecido, si siguen jugando al lado de mi casa al balón. Si hay algún color diferente en el ambiente. Contar los olores, las pisadas, observar de que manera se posa el sol por los tejados de las casas. Desde mi ventana se sigue viendo lo de siempre, cada vez quedan menos gatos que se dejen acariciar, pero no pierdo la esperanza. Se sigue acercando alguno timidamente, tienen miedo a los forasteros, un miedo irracional. Hay uno al fondo de la calle relamiendose los bigotes, acaba de tomar un cuenco de leche caliente. Un manjar, el desayuno de los sábados. Siento una extraña calma en mi interior. Como si aquí, en este pueblo alejado de la realidad todo lo que pasara no importara. Ni el pasado ni el futuro.. apenas el presente. Me logro despojar de todo lo que me daña y aprendo a valorar más lo que me hace feliz. Ahora se que no se que sería de mí sin los abrazos de película. Sin el hilo musical de fondo, las noches de cine improvisadas, el café, las tardes de domingo, el mar, sin tenerte cerca. El suelo empedrado me da respuestas, este olor que creía olvidado, el café de la mañana entre mis manos. Soñar mirando hacia el techo sin nada más que yo misma. Teniendote lejos y cerca a la vez. Porque ya vives dentro de mí.

Buenos días.

Desde que la lluvia no es triste..

Esta semana no ha dejado de llover, los paraguas volaban y la gente mojada volvía a casa refunfuñando. Paradojicamente, las calles estaban más preciosas que nunca. Los charcos reflejaban el cielo gris, y podías encontrar en ellos tus sonrisas olvidadas, imágenes de felicidad perdida y encontrada. A cada paso que daba la ciudad se encogía. El entramado de arterias que son las aceras respiraban con dificultad. El frío lo envolvía todo con una capa de misterio. Habría sido un día perfecto para un crimen. El día que asesinas todos los recuerdos dolorosos, que lanzas por la borda las veces que lo intentaste y no fue a ninguna parte. Un buen día para empezar de cero y pisar en cada charco desilusiones. En las cafeterías había gente solitaria que prefería un buen café y esperar que amaine la tormenta. Ellos aún no querían empezar de cero, el periódico del día les distraía de su vida. Lo mejor cuando no quieres pensar en ella es perderte en las vidas ajenas. O en noticias ajenas, o en la columna de la última página. Y al llegar a casa, silencio, pero esta vez es un silencio diferente. Vuelvo cargada de lluvia en los zapatos y con el corazón limpio dispuesto a ir de 0 a 100 en un segundo cuando te vea. Cada día me gusta más que llueva, y encontrarte de mi mano cuando paseo. Y que aparezcas en mi puerta con una sonrisa dispuesto a alegrarme los días y las noches. A partir de ahora la lluvia serás tú. Ya nunca más será triste, saltaré entre los charcos de tu mano, que si nos empeñamos acabamos volando por entre este cielo gris..

Si se acaba la gasolina, me muero.

No importa amanecer en una cama desconocida si cuando miras por la ventana hace sol. En el techo se refleja un arcoiris que sospecho ha creado mi sonrisa. Nos comemos el alma con los ojos y con las manos, y jugamos a no depender de nada ni de nadie. Amanecemos cada día en un lugar distinto, nunca sabemos a donde nos llevará la vida pero siempre que a mi lado estás. Vemos a los personajes de nuestras series favoritas por todos lados y encontamos frases de película cada vez que nos miramos a los ojos. El amanecer más bonito del mundo. Las tardes de domingo infinitas y tan cortas a la vez.. que terminan con colacao calentito y los ojos semicerrados. Conquistar el mundo sin movernos de la cama, arcoiris en mis manos y en mis ojos. Desayunar felices, comer sonrisas y merendar sueños olvidados. Yo, que tenía tantos sueños por cumplir y tú quieres cumplirlos todos. Hacerme la chica más feliz del mundo de lunes a domingo, aunque el lunes me cueste levantarme y el domingo acostarme. Aunque la rutina quiera volverme gris, ahí estás tú para pintarme de colores. Desde que veo la vida desde tus ojos todo es más fácil. No importa nada de lo que pase si al final termino en tus brazos.. Aquella historia que te conté entre susurros, la de dos almas que llevaban buscandose toda la vida y por fin se encontraron, la de los mejores besos del mundo en la comisura de los labios. Ella era experta en finales tristes y esta vez planeaba dejar a la historia sin final. Se quedaría todo en el aire, mejor escribir la historia día a día. Mejor escribirla en tu espalda en esos abrazos en los que paramos el tiempo, y perderme en esos ojos tristes que me hacen tan feliz..

No te vayas y te lleves los colores. Aún tenemos que viajar en globo, pasear por Tokio, visitar un cementerio un domingo al mediodia, comprar mil postales, pasear por las calles de Oviedo, conocer todas las cafeterías los lunes a las 9 de la noche. Tomar chocolate caliente de nuestros labios, y rozarnos el corazón cada vez que nos besamos. Tenemos que amanecer en sitios desconocidos, dar vueltas y burlar al destino siempre que podamos. Y sobre todo soñar, soñar siempre juntos..

Corazones de gominola para merendar.

Esta mañana dos coches hacían el amor en la puerta de mi casa, uno se había quedado sin bateria y el otro le estaba dando toda su fuerza. Entre las personas de la ciudad no había nadie que sonriera más que yo, a esas horas a las sonrisas les cuesta salir. Dibujé palabras en el cristal del tren, dibujé por todas partes corazones porque este mundo está falto de amor. Me sorprendí con un abrazo en unas escaleras, uno de esos que paran el tiempo. Intenté pararlo dando uno verdadero, lo conseguí. Por un momento se congeló todo el movimiento. Corrí hacia unos brazos abiertos y salté, como en las películas pero real, cuanto mejor.. Grité en silencio, lloré de felicidad. Te regalo mi corazón, cósemelo con el hilo musical que quieras, pero bonito, coselo bonito. Corrí por los pasillos del centro comercial sintiendome más viva que nunca, si vivo gracias a... Ultimamente el cielo siempre está azul y tengo para merendar corazones de gominola. Me duermo pensando en... y me despierto deseando que algo me una a.. y todo empieza y termina en tí. Estás en el sol, en el peluche que me arropa cada noche, detrás de mí, rodeándome, caminando a mi lado prometiéndome el mundo entero. Esta noche colocaste las estrellas para mí y me regalaste una película de Tokio. Yo te regalé una parte de mi vida que lleva tu nombre y tú me invitaste a vivir en una casa que no es nuestra pero lo será algún día. Yo te susurré lo que ya sabes con sólo mirarme a los ojos y me abrazaste más fuerte que nunca.
El mundo ya es nuestro.

Cuídalo..

Viajar sin movernos del sitio.

Tanto girar, tanto llenarnos los pulmones de vida. Las personas en el tren absortas en la rutina de siempre, la gente de la calle mirando siempre hacia el frente, los edificios que nunca se cambian de lugar, el camino que hacen los pies, la música de la calle llenando nuestros oídos, el sol, el sol iluminando.. La vida. Lo importante de decirnos lo que sentimos con los ojos y con las manos. Una cama alejada del mundo en la que el tiempo no pasa aunque las agujas de los relojes se muevan. Tanto girar por dentro, todas las sonrisas que me dibujas, la vida. Planear dar la vuelta al mundo en un globo con provisiones para una temporada, besos, abrazos y café. Querer morirnos de amor entre las nubes, tu espalda interminable. Mano sobre mano, la curva de tu barbilla, dormir en tu ombligo. Tanto sentir, ser la más feliz. Viajes interminables sin movernos de mi edredón. Coger el avión de la lámpara del techo y aparecer en cualquier lugar porque el lugar siempre es lo de menos. Si algún día faltas te buscaré más allá del tiempo, te encontraré donde viven las palabras más bonitas del mundo.
-Celia..
-Que..
Lo importante de valorar estos momentos, en los que no importa nada ni nadie, solo el ahora. Siempre seré Clem, loca irracional, pero esta vez sin querer borrar ningún recuerdo. Nos vemos cada día para comernos por dentro.

50 horas después..

50 horas después seguían juntos. El comienzo de la historia fue inesperado, pero es cierto que las mejores cosas aparecen siempre sin avisar. Sus primeras fotos juntos habían salido de una cámara de plástico, una noche de verano en la que sólo importaba sonreir. Ahora, más de 80 días después la felicidad se notaba en el ambiente. Había pompas de colores que reflejaban las luces del atardecer, un banco de madera al lado de un río.. por el que discurrían sueños. Por más que se había resistido estaba cayendo y sin remedio. Sonreía sin motivo. Y eso es lo peor o mejor que te puede pasar. Siempre había un diálogo de película para describir el momento "Que suerte hemos tenido al encontrarnos" El mar por la noche contaba los secretos que absorvía durante el día, el café por las mañanas era el mejor del día. Le traía una bandeja llena de besos cuándo amanecía, y al final se desayunaban sin abrir la persiana. Al salir a la calle, todo era de otro color, de mejor color. Los susurros se perdían entre los libros de aquel salón desde el que se veía el mar. El agua de la ducha resbalaba por dos pieles a la vez, y el espejo del baño era mágico. Aparecían letras que juntándose formaban las palabras más bonitas del mundo. Siempre hasta quedar sin aliento, cada minuto más felices. Y 50 horas después comenzó a llover, recordándonos que estamos más vivos que nunca. Que las historias que comienzan así son las que nunca tienen final. No importa las veces que resbalemos, lo que perdamos por el camino, si el tren va o viene, lo importante es saber qué tenemos y valorar cada momento. Y este sin duda es especial. Hasta dentro de diez mil años..