Los ojos navegando por ...

La eterna soñadora de imposibles nunca se conforma con la realidad. Pese a adornarla con vivos colores, imaginarla a su manera y darle la vuelta a todo lo que encuentra en su camino, termina ganando la fantasía. La eterna batalla con el eterno ganador. La comunicación que de verdad consigue darle la vuelta al mundo tiene menos palabras que cualquier libro y entiende más de miradas, caricias y besos. He estado dando vueltas en espiral tanto tiempo que ni el despegue del avión mueve mis entrañas. Me da más miedo cuando el que despega es mi corazón sin destino alguno. Dispuesto a dar vueltas por el cielo hasta terminar el combustible. Tengo el corazón lleno de sal de aguas del mediterraneo, los pies llenos de arena fina y a mi pecho le cuesta respirar. Las luces del atardecer embaucando mi mirada perdida, un barquito que no sabe a donde va gira en mis pensamientos. Un día estás aquí y al día siguiente no recuerdas quien eres, cambias de nombre en cada madrugada pero sigues poniendo el corazón en cada cosa que haces. Te define el corazón en la mirada que a veces dudas si tirar a la vía del tren.. y a veces sin querer dañas los que tienes al lado. Tan inconsciente que te cuesta saber donde colocar tus pasos, no hay camino. El camino lo tienen que hacer tus pies. Y las heridas por pisar en el sitio equivocado pueden doler incluso años. Esperando que llegue el tren, dejándote mecer por las olas, suspirando por lo que se fue y por lo que vendrá, soñando con algo que nunca pasó y quizá nunca pase. Pura fantasía que te hace cerrar los ojos hasta que te duelen, y cuando los abres te das cuenta que dejaste ir la realidad para dar paso a algo que no existe. Igual ni tú existes, ni yo existo, ni nada existió. Quizá me pase la vida debatiendome entre la fina linea que separa la realidad de la fantasía, donde viven los trucos de los magos que son imposibles, la magia de las estrellas fugaces y las casualidades que recuerdas toda tu vida. En esa calle a las 13:35 con la mirada perdida, podía ser cualquier calle, pero era esa. La señora que caminaba mirando hacia el fondo te recordará siempre. En su sombrero guarda la primera mirada que cruzasteis. Intensa, muy intensa. Las primeras palabras que fueron hasta el cielo para luego volver al corazón. Escrito con humo de avioneta por el cielo azul. A medianoche se conquistan todos los países si dices su nombre en voz baja. Y yo tengo medio mundo bajo el colchón..

Sobre corazones grandes, sentimientos grandes.

Entre tantos días que se escaparon de mis manos están las historias más bonitas del mundo. Al principio de mis vacaciones conocí un mundo tan especial que te arranca el mismo número de sonrisas que de lágrimas. Lo más importante en ese mundo es sonreir de corazón, pintarse la cara de colores y tener el corazón dispuesto a llenarse de buenos momentos. Todo es sencillo, los besos y abrazos son la rutina de cada segundo. Todos son felices, y tú aún más por hacerles felices. En los paseos siempre hay que ir cogidos de la mano y un montón de niños grandes te cuentan sus inquietudes. Por mucho que la edad varíe, todos tienen la inocencia pura de un niño. Colorean, bailan, y quieren disfrazarse los primeros. Besan, abrazan, y saben que tener pareja es algo precioso por eso nunca le sueltan de la mano. Por la noche pasan estrellas fugaces y por la mañana aviones, y lo mejor de todo es que los deseos se cumplen. Es una burbuja alejada de la realidad en la que la mayor preocupación es escoger un disfraz bonito para bailar con él esa noche. Y da igual quien sea Cenicienta, o de que vaya vestido el de enfrente porque va vestido de arriba a abajo de sonrisas. Enormes. De música, de bailes, de regalos, y te lo demuestra con cada abrazo. Por la noche estás agotado y deseando dormir, pero al día siguiente en el desayuno recobras la fuerza. Y te repites a tí misma: Así es. Esto es la vida. Y cuánto mejor es cuando eres capaz de hacer feliz a tanta gente. Y ya tienes fuerza para bailar toda la noche. Y para escuchar como te cuentan cómo su sobrinito pequeño juega y que pulsera quieren comprarse ese día. Por todos esos niños grandes a los que llamamos discapacitados, que son más capaces que mucha gente. Que saben vivir haciendo lo que de verdad importa: repartiendo amor y haciendo especial cada segundo.

Gracias por todo.

Estoy de vuelta, con el corazón lleno de cosas que contar. Con más experiencias, sueños, pero con la mismas ganas de vivir de siempre. Intensamente. Dispuesta a hacerlo todo con pasión.