Cosas que nunca te digo.

Estoy en blanco. La inspiración se marcha cuando no queda esperanza. Apuro el último trago de café, él último trago de vida, ese que te quema la garganta sin que puedas hacer nada. Sólo se me ocurre echar a correr por la calle cuándo nadie me vea, y escapar hasta que algo me diga lo que debo hacer. Quiero encontrar una de esas señales. Una frase en la pared, o una palabra amable de un desconocido. Que me diga: no te rindas. Y volver con la cabeza alta y sonriendo más que nunca. Los desconocidos ayudan mucho, quizá porque saben ver en tus ojos lo que alguien que te quiere no es capaz de ver. Y en el tren, alguien te dice: sonríe, o vaya día que hace, así nadie se levanta alegre. Donde se esconden las señales cuando las necesito. Y en qué punto del camino decidiste dar la vuelta. Estamos más lejos que nunca, y la distancia en kilómetros es la misma. Cuando paseo y me encuentro algún semáforo, deseo que estés a mi lado para comerte a besos. Para aprovechar esos segundos desde el Rojo al Verde, y en nuestros corazones al revés. Aunque no deba, te espero cada noche. Y son interminables los días en los que no te encuentro. Ayúdame a encontrar una de esas señales, sé tú mi señal. La autopista no podía equivocarse cuando puso ese mensaje. Píntame una sonrisa y dí que sigues ahí. Mi corazón se cansa de latir, y perdió el norte en tus ojos. Y tú ya no le miras. Quiero robarte el sueño como antes, o serlo. Y los segundos sólo me separan cada vez más de tí. Llegará un día en que sea sólo un recuerdo lejano que ni siquiera sabrás porque ocurrió así. Y me niego a que pase eso.

Lucharé hasta que sea más alto el porcentaje de suspiros que el de sonrisas al recordarte. Porque los sueños sinceros hay que perseguirlos hasta que no queden fuerzas. Y algún aeropuerto verá nuestros abrazos, algún día..

Porqué las cosas que no se dicen, siempre suelen ser las más importantes.

2 comentarios:

  1. Si no encuentra las señales, que se las invente. Amelia siempre termina por hacerlo, y consigue que la esperanza, que quiere abandonar el barco, se quede un poquito más con ella. ¿Por qué no pruebas?


    ¡Miau!

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  2. ¿Y si probamos a pintarnos la sonrisa del revés para que cuando alguien nos de la vuelta nos siga viendo sonreír?

    La apariencia es la culpable de las lágrimas del mundo y quienes cogemos el tren para escapar no conseguimos desengancharnos nunca de los ojos que nos hicieron llorar... Pero vale la pena intentarlo, no? :)

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Píntame una sonrisa