Hay días que concentran todo el gris del mundo en el cielo. El mar se vuelve triste, los peces nadan a contracorriente buscando un resquicio de luz. Los barcos de los puertos se agitan con la esperanza de escapar a mar abierto. Millones de paraguas acechan por las calles planeando el crimen perfecto, los portadores de paraguas no saben nada del tema, ni quieren saberlo. Un pequeño revuelo agita la ciudad, a nadie le gustan las tormentas de verano. Aviones sobrevolando los tejados, sentimientos al borde del andén, autobuses que vienen y van portando ilusiones sobre el asfalto. Limpiaparabrisas para los ojos por si llueve demasiado y no logras ver. Carne hecha trizas en la carniceria de la esquina: Como le pongo el corazón, ¿en trocitos? ¿se lo envuelvo? Una respiración en quiebra, una mano anciana que no logra coger las bolsas de la compra. Un suspiro quejumbroso al llegar al último escalón. Tormentas que hacen arder las aceras cuándo apenas quedan fuerzas. Pájaros que cantan muy bajito en las ramas de los arboles mientras un lobo les observa relamiéndose. Todo se destruye, todo se va perdiendo poco a poco. Y dime, que pasará cuando no quede nada. El mundo gira en un sentido absurdo y los segundos se confabulan para pasar demasiado rápido. Los árboles son mecidos por el viento, los cuerpos son mecidos de un segundo al siguiente, hasta olvidar en qué momento exacto están. Todo fue inundado por el gris y no hay manera de que vuelvan los colores.

Llévame a ver el mar dónde las olas rompen, y dime que quieres pintar este mundo gris a mi lado. Que no importa que no salga el sol porque nosotros juntos brillamos más. Que cuidaremos nuestro reino de cartón y sueños como si nos fuera la vida en ello. Aprenderemos a vivir cogiéndonos la mano y agarrándonos a lo que sea porque juntos somos los mejores. Conquistaremos el universo pasito a pasito. ¿Verdad?

2 comentarios:

Píntame una sonrisa