Aquella noche se había dado un baño relajante, incluso había puesto velas alrededor de la bañera, era una noche para ella, solamente para ella. Habia estado todo el día dando vueltas por sus calles favoritas, sentándose un poco en cada banco, a observar. Poco a poco estaba consiguiendo la calma que necesitaba. Tras el baño, se puso sus mejores galas y se sentó en la mesa, cena para uno. Estaba todo preparado con mucho mimo y cuidado, su comida favorita, su vestido favorito y de postre flan. Por un momento los fantasmas dejaron de resonar en las paredes. La ciudad estaba tranquila. El silencio lo inundaba todo de paz. Tras la tormenta del corazón había aparecido la calma. Llegaba la hora de irse a la cama, se quitó el vestido y lo dejó doblado en la silla. Se acostó, y cogió uno de sus libros favoritos. A partir de entonces no necesitaría nada más para ser feliz que bancos, libros, vestidos y calma. Y el mar algún día que otro para recordarle que las cosas, al igual que las olas, tal como vienen, se van. Y la tierra no echa de menos nada, sólo sigue viviendo.

"Volveré a los sitios donde nunca he estado,
como vuelvo siempre al punto de partida.
Vendo corazones de segunda mano,
y unas zapatillas para huir deprisa,
con la conciencia tranquila
con la rabia precisa
miro a todos lados.."
Quique Gonzalez

6 comentarios:

  1. Me gustó mucho, aunque supongo que esa paz es muy dificil de conseguir. ¡Que la disfrute! :)

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  2. me ha encantado...
    y ya, con ese cachito de Quique me has terminado de matar señorita!:)
    muah

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  3. Ojalá la vida fuera tan fácil. Besos.

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  4. momento para dedicarlo a uno mismo, es perfecto,
    como An education, me encanta :)

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