Saquen los paraguas

La ciudad poco a poco fue transformándose en un desierto, las personas iban desapareciendo poco a poco y sólo quedaban coches humeantes y semáforos cumpliendo su ritual. No sé a dónde se había ido la gente, tampoco me importaba. Desde la ventana observaba todo lo que estaba sucediendo. Parecía el fin del mundo, y yo asistía todos los días a esa función. Miraba por la ventana, y todo el mundo desaparecía. Algunos días salía a la calle para poder disfrutarlo. Era increíble caminar sin que nadie pudiera verte, escondida del mundo, o más bien el mundo escondido de tí. Siempre soñé con tener una lavandería cerca de casa y poder tirar todos los recuerdos en esas lavadoras industriales. Y observar como todo da vueltas para luego esfumarse, los momentos, la vida, las camisetas azules, los calcetines desparejados. Hay días en los que no entiendo al mundo y no me importa en absoluto. Me pierdo en mis personajes de cuento y logro alcanzar montañas, respirar aire puro en medio de la ciudad, doy la vuelta al cielo y vuelvo con una sonrisa prendida en las manos. Suelo vivir en otros mundos y olvidar el real. En mi mundo cada día a las 10 de la noche todo el mundo escapa. Y mi alma y yo salimos a pasear cogidas de la mano, ahora que se puede respirar, ahora que la gente no corre de un lado a otro por miedo a perderse la vida. Y siento que estoy en total armonía con el mundo, las farolas me sonríen al caminar, y olvido, y respiro el olor a hojas secas. La rutina que me envuelve me recuerda que estoy viva, y el frío aviva mis ganas de vivir el presente.

¿Qué tal si esta noche te como a besos hasta dejarte en los huesos? ¿Y si conquistamos las calles de la mano y matamos el frío a lametazos? Me muero de ganas de tí.


"Tarde de perros, lluvia de ceniza,
parabrisas cansados, sin adrenalina,
los semáforos tiemblan, como sauces llorones,
y una dependienta espera en la trastienda.
Lluvia de camiones, ambulancias urgentes,
chicas que se esconden debajo del puente, nadie las recoge,
bajo la tormenta, el ultimo noviembre de los años ochenta.."
Quique Gonzalez

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Píntame una sonrisa