Debía yo de tener doce años cuando un avión se estrelló en nuestro vecindario. Aquella noche estaba sólo en casa, sentado en la alfombra de color vómito del salón viendo "Whats happening" en la tele. A través de las cortinas empezó a relumbrar una luz anaranjada. Luego oí una especie de aullido cada vez más cercano y ensordecedor. De repente hubo una enorme explosión de sonido. La casa tembló como si la hubiese sacudido un terremoto.. [..]
Salí descalzo a la calle intentando entender qué estaba sucediendo, lo mismito que el programa que había estado viendo por la tele. Me acerqué corriendo a la enorme columna de humo recortada por las llamas y las luces de emergencia contra el cielo nocturno, y a mi paso vi asientos y ceniceros y cuerpos desmembrados y desperdigados por todo el vecindario. Una casa había quedado demolida por completo, y cerca de allí había varios cadáveres tendidos en el parque. Cuando mis pies descalzos tocaron el asfalto aceleré y pensé en toda esa gente que hacía un instante estaba viva y ahora estaba muerta, y en lo muy vivo que me sentía en ese momento.

Mark Oliver Everett - Cosas que los nietos deberían saber

5 comentarios:

  1. ¡Sobrecogedor! Las bonitas están muy bien.

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  2. Paseaba con las manos en los bolsillos por este mundo ciber y encontré tu espacio. Me gustó y prometo tenerte en cuenta. Te agrego a mi blog.

    Hasta la próxima lectura. Saludos desde BCN,
    Javier

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Píntame una sonrisa