Des-varíos

Tú siempre me decías tantas cosas, yo veía barcos en el fondo del mar y permanecía en silencio. El sonido del tren siempre era el mismo al entrar en los tuneles y nada más salir aparecía el mar vestido de domingo. He dado la vuelta al mundo tantas veces que los trenes me saludan al pasar y las nubes son mi hotel preferido. Pero el mar siempre es azul en todos los lados, y el cielo tarde o temprano se acaba fundiendo con él. He tomado té en todas las cafeterías de la ciudad. En soledad, mientras todo el mundo charla, se levanta, se sienta, yo pierdo la vista en el limón estrujado. Como tantos corazones, como tantos momentos. He escrito tantas veces acerca del tiempo y como se clavan sus agujas que ya soy inmune a los días. A las noches. Las historias se escapan entre los dedos, el mundo está inundado de lágrimas y de sonrisas a la vez. Cuando capturas un momento se escapa otro, y viceversa. Y entre vestidos bonitos y carreteras secundarias me bebo trago a trago la vida. De vivir se un rato, de morir un poco más. Ojos tristes, ojos que me miran. Se de unos que me recorren admirando cada una de las imperfecciones de mi piel. Se que nunca se alejarán de mí, pase lo que pase. Está dispuesto a vivir mis lunas horribles, mis mañanas perezosas y mis tardes alegres. A viajar por cielos sin destino alguno. Dispuestos a quedarnos a vivir en Azul. Y escapar, como siempre. Lejos. Por esas carreteras rectas que tanto me gustan, sin más tiempo que mis latidos. Con un sonrisa para cada día en la maleta, ligero el equipaje. Vivir la primera de mil aventuras, apuntado cada detalle mínimo en las palmas de mis manos, por si se me olvida. Por si se me olvida que lo más importante es el segundo que se acaba de escapar y los que están por venir. Me contó un secreto un dibujo de colores: La vida es demasiado bonita para desperdiciarla. Y desde entonces vivo entre el arcoiris y donde terminan las montañas. Mientras existan horizontes donde perder la mirada, o ojos donde encontrarla todo es posible. Búscame en el cielo siempre.

"Y aprendiste que las horas no duran los mismo en todos los paralelos, que un instante es toda una vida, y una vida, a veces, un instante, una pavesa incandescente bailando en un torbellino que se pierde en la noche. Es cierto. El tiempo es una flecha, a menudo implacable, ensartando corazones tallados en la corteza de los días. Pero, a veces- con el tiempo lo descubriste- es como un río, que redondea las aristas de las piedras que habitan su cuenca, esas que, finalmente, un niño encuentra en la playa y guarda entre caracolas."

Ismael Serrano.

6 comentarios:

  1. bonito texto c. :)
    de algo estamos seguros y es que la soledad nos enseña cosas.
    entre ellas es que aunque estemos solos, siempre habran colores colandose en los matices grises y si tenemos suerte matices grises escapandose en un mundo de color.
    besos

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  3. q bueno es ismael serrano y que buena eres tu escribiendo

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  4. no hace falta que cite a ismael serrano...

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Píntame una sonrisa