Se que si no hacemos algo, el hielo durará 1000 años.

En una de mis tantas aventuras, aparecí sentada en una roca muy lejos del mundo, muy cerca del mar. Y a mi oído llegaron susurros de agua. Todos los sueños que intento olvidar. Todas las veces que el corazón se puso un vestido rojo queriendo ir a tu fiesta. La fiesta en la que los corazones se besan olvidando el reloj. Cada ola me devolvía un "te quiero" que no pudiste escuchar por la distancia, las canciones que te dediqué y no sentiste como nuestras. La lista de películas que tengo con tu nombre al lado del mío. El bolígrafo cansado de escribir historias, las lágrimas en la servilleta de algún bar, las ganas perdiendo. La batalla que me propuse ganar, y el destino sonriendo burlón. Cada una de las huellas que dejé en la arena, similar a la que pisé a tu lado, en la que dejé un corazón que seguro al día siguiente se llevó la marea. Quise arrojar toda mi angustia al fondo del mar, que se encontrara con algún pez que acaba de olvidar sus sueños y me devolviera sonrisas. Que tu nombre parpadeara en mi pantalla del móvil, y tú, borracho desde la placita de siempre me contaras que no puedes pasar más días sin mí. Que tus labios susurran mi nombre cuándo pisas los lugares compartidos. Pero no sonó, nunca suena. Y empaqueté mis ilusiones y las coloqué en el último cajón de la estanteria. Me muero de ganas de tenerte cerca, y un corazón que no late, no vive. Pero se me paró el reloj a las 9:35. Y ya nadie vendrá a darle cuerda de nuevo.


Mi sueño lejano..

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