Diario I



Hay una especie de paz que aparece raramente en esta ciudad, esta mañana, cuando los ciudadanos se dirigían en masa a coger el tren, como el que cree que se le escapa la vida. El hombre que vendía flores se había quedado dormido y todo iba a cámara rápida, música, el frío atemorizando el planeta. El jardín está lleno de hojas secas y cada día se amontonan más como quien habla de recuerdos, el viento las barre, pero siempre vuelven a su lugar. Desde el cristal empañado de la cocina vi a un gato tumbado bajo el sol y la paz dormía bajo sus orejas. Creo que después caminó pisando todas las hojas y se escondió porque hace demasiado frio. He tenido una clase y hemos hablado de a qué temperatura la comida se contamina, de ratones colonizando cocinas y de cuál es la manera adecuada de lavarse las manos. Hay que frotar, hay que dejar ir todas las bacterias. Nos contaron la historia de una mujer que murió después de comer pavo en una cena de Navidad porque en el restaurante habían cocinado el pavo en el horno por la noche y a la mañana siguiente. Qué cruel es a veces la Navidad. También que hay un virus que se contagia especialmente en estas fechas porque los metros están tan llenos que el contacto humano te hace contagiarte. En el overground camino a casa había una niña que gritaba a pleno pulmón y sus padres parecían indios y me encanta imaginar historias, como habrán llegado aquí, por qué, a donde irán, al menos se tienen, una familia. A veces hay paz y a veces hay ruido y soledad. Tengo pesadillas con un restaurante donde se sirven pizzas y la gente habla en un idioma que no conozco y sonríen y todo es un escenario de una película donde yo estoy tras la cámara. Intento entrar. Es mejor estar fuera. En los trenes que cojo y en las calles que visito siempre hay un hueco que lleva tu nombre y te espera. Así que hablo conmigo misma como si estuvieras tú, te cuento de la paz, del gato que estaba en el tejado, de los desconocidos. Falta esa luz que nos hace correr en dirección contraria, hacer locuras y perdernos en el cielo, adorar la vida y bailar, bailar como si no tuviéramos más que este momento. Un momento es muy poco tiempo. Ya lo decía alguien. Busco la poesía de Sylvia cada vez que veo una montaña de libros, pero nunca está, y ahora leo Paul Auster, alguien mira en las páginas de mi libro. He comprado café en el lugar de siempre, horrible, con camareras de los años ochenta y un color amarillo chillón. Lleno de trabajadores al mediodía comiendo hamburguesas y tres litros de Coca cola. Es un buen café. Esta es mi vida. Esta soy yo, ahora, en silencio, con la mirada perdida. Sonrío menos y pienso más. He crecido, he plantado flores dentro de mí. Crecen hacia todas partes y a veces no me dejan respirar. Ahora caen las hojas dentro de mi. No se a donde vuelan. El gato las ha pisoteado todas, y después se ha escondido porque hace demasiado frío para salir a la vida.

6 comentarios:

  1. Qué bonito. Creo que lo que estás viviendo, la ciudad, los trabajos, la gente desconocida, los libros, el acento... te están haciendo crecer a pasos agigantados. Y ésta eres tú, llena de vida, de historias por contar, de una gran aventura.

    Keep going!

    ¡Y sonríe, mucho y muy fuerte! :D

    Ánimo.

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  2. Me gustan tus palabras del Diario. Siempre admiré esa facultad para registrar las crónicas de lo cotidiano, bueno, tal vez debiera decir lo "sub-cotidiano", por cuanto tiene de subyacente y, tal vez por eso, de más auténtico. Hilvanas diestramente unas partes con otras con esos nexos puente dando continuidad al pensamiento (me pregunto si la poesía es la de Sylvia Plath) y finalemente, no sé por qué, me queda la imagen de un gato al otro lado de la ventana, hojarasca diseminada y una ciudad fría con los colores caídos hacia toda la gama de grises.

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  3. Siempre escribes tan bonito... y a veces hasta araña(s) el corazón.
    No sé como seguirte porque no me aparece el botón, pero me seguiré
    metiendo de vez en cuando para ver si actualizas :)

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  4. Crecer.... yo me sigo adaptando a eso.

    Un abrazo!

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  5. Te pinto una sonrisa en medio de este frío noviembre.
    Mi jardín también esta lleno de hojas secas, que no paran de volar , de revolotear, de cansar la vida y la esperanza...No son todas iguales, pero si vienen con el mismo fin, con el mismo ímpetu de aparecer y arrasar con todo, con todos...Y cuando no hay salida solo queda una solucion, esperar a la primavera, a que todo florezca, a que cada poro de nuestra piel sienta.
    "Y Que podemos hacer cuando los ojos no ven y el corazón ya no quiere?"
    La mariposa

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  6. ¿Frío? mas bien esta helando allá afuera...

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Píntame una sonrisa