Tengo un montón de textos sin terminar, y te digo que quiero escribir un libro,
hay un corazón en tu mano que quiere volar.
Soñábamos con arrancarnos las heridas y acabamos sedientos de abrazos,
tan lejos que duele, ya no conozco tus ojos, ya no me hablan.

El amor no conoce de mares, este cuerpo necesita más abrazos que sueños,
te dije, esta ciudad es fría, por las mañanas los cristales siempre están
llenos de lluvia. Tengo poesía en la mesita que habla del frío en los
bosques.

Hay mañanas en las que duele la vida y tengo vestidos de diferentes colores,
una noche arrojé toda la esperanza al río que cruza la ciudad, mis ojos empezaron
a brillar y la ciudad empezó a latir de nuevo.

Hay noches en las que tengo los ojos cansados y los pies mojados
por la lluvia y no encuentro el camino de vuelta a casa, y me pierdo.

Qué haremos con todo este vacío que amenaza con quedarse para siempre,
donde guardaremos los libros, las fotografías, la lluvia que empaña los cristales.
Como podremos volver a creer, donde estará la fuerza que creía encontrar en los
amaneceres,
cuando aún sabíamos volver a casa, y la ciudad era pequeña y gris,
y me abrazabas todas las noches, como el que quiere atrapar un sueño.

El tiempo también es fuego, y nosotros nunca supimos como apagarnos.


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Llevo aquí poco más de cuatro semanas y ya he conseguido formar un montón de recuerdos. Los guardo con cuidado, para cuándo venga la tristeza o extrañe tus abrazos, para cuando duela seguir. He perdido mi mirada en el Tamesis desde lo más alto de un museo lleno de fotografías, y se veía toda la ciudad, y daban ganas de quedarse a vivir para siempre en ese instante. Una noche, justo al volver a casa, me di cuenta de que estaba el Big Ben justo enfrente y me paré a respirar profundamente, porque a veces es necesario recuperar las fuerzas. También me he sentado en unos escalones perdidos en medio del barrio más bonitos del mundo y mientras llegaba la noche he reido hasta que me dolía la tripa. Cada mañana en el autobús veo amanecer y observo como los desconocidos van a trabajar y pierden la vista en el paisaje o en un libro. Y tengo ganas de fotografiarlo todo, soy como una niña con los ojos como platos. Tengo un jardín precioso lleno de flores, como el que siempre imaginé, y cuándo puedo salgo a sentarme mientras el sol juega con mi pelo. A veces leo, a veces deseo que alguien me acompañe y escuche los pájaros mientras escucha como me río. Hay unos niños que siempre juegan en el jardín de al lado, y justo enfrente de la casa hay un cementerio. El más grande que vi en mi vida. A veces me escapo a algún parque, me tumbo y cierro los ojos. Supongo que es una manera de volver a creer, y me pierdo en los cielos azules y el libro descansa a mi lado. Aún no he cogido el metro, tampoco he recibido ninguna carta. He vuelto a visitar sitios que ya conocía y parecían desconocidos, como el que vuelve a conocerse de nuevo. Y así estoy, cada día más grande, llena de vida, y hay días que la nostalgia viene a matarme como un huracán. Como aquella noche que paseé en silencio hasta que toda la ciudad se derrumbó sobre mi. Es entonces cuando me pongo a escribir y recuerdo los momentos brillantes. 

7 comentarios:

  1. No te puedo pintar una sonrisa, aunque quisiera. Me ha capturado cada palabra, pero es que cada letra se me ha clavado impidiéndome respirar... supongo que es saber y sentir como duele ver desmoronarse algo que antes parecía sólido...
    Lo siento, de repente me entró una sed de abrazos.
    Te envío un saludo, me gusta mucho tu blog.

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  2. ¡¡Te he nominado a unos premios Blogger!!
    Espero que te guste, un saludo.

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  3. good night! me pongo en modo internacional, para alguien tan internacional ;) me llamo willow hope y soy novata en esto de blogger, y me he tropezado con esta azotea sin musa, con un gato y el corazón a voces; y mi primera grata sorpresa es esa preciosa foto desde el puente de londres. seguida por una espectacular descripción de emociones: felicidad por el lugar desconocido, nostalgia por el hogar dejado. la lluvia tan caracterísitica de londres, el támesis.. a mí me has teletransportado a tu lado. te doy las gracias por ello.
    un beso.

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  4. gracias por describir ese lugar donde vives, paseas, viajas y lees, porque de alguna manera, me he imaginado en tu jardín leyendo un libro o leyendo los nombres de las lápidas de ese cementerio. qué bonitos amaneceres verás desde el autobús, de alguna manera me gustaría estar ahí y fotografiarlo todo como tú dices.

    (saludos)

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  5. Había decidido decirte que quiero solventar eso de que aún no has recibido cartas aún antes de que dijeras eso del huracán, pero ahora el contarte de puño y letra el cómo los huracanes no tienen por qué matar de nostalgia se ha vuelto aún más mágico.
    Y yo qué sé, sabes dónde encontrarme.

    Un beso, de los de quedarse a vivir.

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  6. Entiendo lo que es estar lejos de casa, y esos momentos de tristeza cuando más echas de menos tu tierra natal. Pero también vienen, y muchas veces, esos momentos de descubrimiento y fascinación cuando estas en una ciudad nueva.

    Saludos, y sigue escribiendo maravillas como esta.

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  7. El ruido de unas calles que no dejan de moverse nunca, la vitalidad en estado puro, y todo lleno de corazones que que están hasta arriba de nostalgia. Cuanto amor y cuanta belleza la de tanta gente con los pies mojados.

    Desde Londres, con mucho amor del que llega casi tan dentro como tú.

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