Aprendes, a levantarte cada mañana y mirarte al espejo,
como el que ve unos ojos que no reconoce,
y aún así sonríe.
Las calles están llenas de desconocidos que buscan algo,
y tú te empeñas en ser como ellos y les sigues, pides
un café, te sientas a ver pasar la vida.
Conoces algún museo, y das vueltas intentando quedarte a vivir
en algún cuadro y que alguien quiera observarte al menos durante
un minuto, queriendo quedarse a vivir contigo.
Y los jardines están llenos de flores y la primavera florece
en esta soledad llena de vida y de ruido, y no hay mucho qué hacer
al llegar a casa.
Memorizar las paredes, el ruido, la furia, aprender
a vivir solo con estas manos.
Te imaginaste tantas veces cogiendo trenes con una libreta en las
manos y las ganas intactas.
Soñaste tantas veces con ser esa desconocida, y
ahora lo eres, y buscas poesía en librerías de segunda mano y sueñas con
que alguien llegue y te arrebate esa tristeza de golpe.
Te olvidas de quien eres en los pasillos de los supermercados y te sientas
en cualquier banco de la calle más preciosa de la ciudad, buscando otros
ojos que quieran mirarte, que quieran quedarse a vivir en ti al menos un minuto.
Y vuelves a casa con los ojos llenos de lluvia, porque en esta ciudad llueve mucho,
pero siempre por dentro.
Te sientas enfrente del lago del parque más grande del mundo y te conviertes en Anna
esperando la casualidad más grande de su vida. La que te haga girar.
Y buscas el momento de coger un tren mágico a París solamente para desayunar en Montmartre
y arrojar la tristeza desde lo más alto de la ciudad.

Dijiste, quiero dar la vuelta al mundo pero sin ti. Y ahora estoy dando la vuelta
al mundo alrededor de mi misma.

(Recuerdo cuando los días cualquiera ibamos a perdernos entre literatura y observaba
como te acercabas y cogías libros, y en tus manos florecían las historias y las
palabras salían a abrazarnos. Y escribías en los márgenes Clementine, con algún
corazón desgarbado al lado. Ahora soy Clementine perdiendo trenes y Montauk está
tan lejos que no recuerdo como llegar. El Big Ben está apagado justo antes del amanecer,
al igual que mi corazón).

7 comentarios:

  1. a veces me siento exactamente igual que como dices, incluso en mi pensamiento las cosas que me gustaría hacer son incluso como más bellas, que como son en realidad. supongo que le doy expectativas a mi vida.
    hacía tiempo que no te leía, se te ha echado de menos.

    (saludos)

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  2. Es demasiado bonito lo que escribes. Posees una sensibilidad que se desborda entre estas líneas. No sé que edad tendrás, pero te animo a que sigas escribiendo y aprendiendo. Un enorme gusto pasar por tu blog, saludos!

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  3. A veces es necesario viajar en solitario para volver a encontrarnos. Huir para volver. O no volver, instalarse en otro lugar en el que podamos sentirnos más vivos, con energías renovadas, con motivación.

    Esperamos que lo pasases bien al menos ;)

    Un besito

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  4. Seguro que acabas descubriendo rincones maravillosos dentro de ti misma, y una vez te hayas "pateado" de arriba a abajo, podrás viajar más ligera a otros lugares.
    Un abrazo guapa!

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  5. gracias por ser mi super descubrimiento del día. me ha encantado,

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  6. C. se te nota triste. Ojalá pudiera enviarte en una caja una pequeña colección de rayos de sol de España para acabar con esa triste lluvia de la que hablas. Si pudiera, también te enviaría una brújula para que encontrarás Montauk.

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  7. Me siento tan tan identificada, y me encanta la forma en que has plasmado la sensación de tristeza y melancolía, admiro tu talento.

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