He decidido volver a escribir, volver a sacarlo todo como si fuera un aullido interminable, como la mujer que se asoma por la ventana y canta por las mañanas, y la que vuelve a casa llorando e impregnando de lluvia las aceras. Estos últimos meses he dejado de lado las palabras, por el dolor que producen las que se quedan atascadas en la garganta. He sacado un billete de ida a una ciudad que conocí de tu mano en nuestro último viaje y a la que tengo que volver sola, y todo duele. ¿Sabes que pasa cuando te pierdes? Que todo es ruido, ruina, y voces que no reconoces, y manos que acarician el pelo diciendo “tranquila, todo saldrá bien” pero que es salir bien si no estás tu en el futuro. Me he sacado una cuenta en el banco del presente y estamos bajo mínimos, en números rojos, y del futuro ya ni hablamos. Me he encadenado al día a día como quien sale cada mañana al campo a respirar pensando que ese puede ser el último soplo de aire fresco penetrando los pulmones. También he sonreído, he ido a la ciudad del viento a alimentar los gatos callejeros más bonitos que conozco, y me reconocen cuando llego, como si ellos fueran mi hogar. No tengo hogar y se acercan esas fechas que tanto odio y se que no habrá árboles adornando la entrada de mi casa, puede que cuelgue las mismas luces de siempre alrededor de la cama de mi habitación, para celebrar en soledad que aquí seguimos un año más, solos, llenos de nostalgia. Y te juro que alguno de estos días he visto la esperanza vestida de gala, pensando en el futuro, bailando para mi. Diciendo: que sí, que huirás, que necesitas otra ciudad para poder volver a ser tú, la que ríe, la que baila. El otoño está en todos los mares y la ciudad parece invierno y tus ojos son los mejor para perderse en el camino de vuelta a casa. Y los domingos por la tarde son para huir de la vida bajo las mantas. (Te despeino, sonríes, me abrazas) Se que sigues queriéndome más que al tiempo, se que te ríes de mi risa de niña y de mis torpezas y sigues escondiéndote para asustarme por el pasillo (sabiendo que voy a gritar muy fuerte) y que todos los trenes te hablan de mi. Lo se, porque tu piel y tus ojos me lo dicen, y ahí es cuando dejo de hacer caso a tus palabras. Poco más tengo que contar, que he vuelto a perderme en un libro que hablaba de ausencias y de cómo la distancia nos mata poco a poco. Que hablaba de soledades en el metro, de cómo acostumbrarse a echar de menos. Que a todo se acostumbra uno, hasta a echar de menos, y yo no quiero hacer eso nunca. No, no quiero. Todo esto para decir una sola cosa: quédate, que el tiempo es mejor si te tengo cerca. Y si decides irte, seguiré escribiendo cosas sin sentido, perdiéndome en cafeterías extrañas, conociendo a todos los gatos, creyendo que son mi hogar, cuando mi hogar está contigo. 

“Me doy cuenta de que me faltas 
y de que te busco entre las gentes, 
en el ruido, pero todo es inútil. 
Cuando me quedo solo, me quedo más solo;
 solo por todas partes y por ti y por mí. 
No hago sino esperar. 
Esperar todo el día hasta que no llegas.”

Jaime Sabines

8 comentarios:

  1. Has vuelto, por suerte a las palabras, para poder hacer que se se nos encoja a los que te leemos el corazón. Estas palabras me han hecho sentir algo sola, besar un poco la soledad. Espero que siempre tengas tiempo de volver a las palabras, y que nunca te acostumbres a echar de menos.

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  2. Es tan difícil aceptar las marchas... Un placer verte de vuelta.

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  3. Escribir te sentará muy bien, aunque no siempre sepas cómo o qué decir...

    Que se quede, que el frío se pasa mejor si es compartiendo sonrisas.

    Un besito

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  4. Entiendo perfecto tu sentir, te leí y fue como leerme a mi misma... incluso lloré.

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  5. Te he leído acompañada de "The tallest man on Earth", magia para los oídos placenteramente recomendada. Y tus letras, líneas me suenan a nostalgia, a calles invadidas de calidez, a niebla...leyéndote por instagram parece que haga menos que no escribes. Genial sentirte de vuelta por aquí también ;)

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  6. Me alegro muchísimo de que hayas vuelto, no sabes lo bien que me entiendo con tus entradas, increíble.

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  7. Leyéndote he sentido que estabas escribiendo por mi y por todo lo que siento.. no he podido evitar llorar..

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Píntame una sonrisa