Bajaba en el autobús, sentada en el mismo lugar de siempre, con la mirada perdida en las lágrimas que aún no habían salido de mis ojos. Los párpados pesaban. La vida pesaba. Los relojes caminaban lentamente, casi era medianoche. La hora del amor o de la tristeza. Los ojos se cerraron del todo. Por un momento aparecí en París. Estaba segura de que esas eran sus calles. Llovía, y caminaba bajo la lluvia sintiendo como la tristeza se iba, lentamente. No tenía paraguas ni lo necesitaba. Mi tristeza ya estaba en el Sena, y barcos llenos de luces la pisaban. Era noche cerrada. Los coches alumbraban de vez en cuando la acera con sus faros, y yo estaba ahí, en medio de la nada, en medio de la lluvia sintiéndome aliviada. Por fin había conseguido escapar. No tenía a donde ir, ni compañía, ni siquiera una voz que me escuchara. Pero ya no tenía nada que decir. Todo se lo había llevado la lluvia y a la mañana siguiente me despertaría en cualquier lugar, tranquila. Mi corazón necesitaba algo así. Un viaje en el espacio – tiempo a un lugar donde reinara el silencio, donde algo pudiera arrebatarme la pena de cuajo. Pero como todo, terminó. Volví a aparecer en el autobús, caminé hacia casa, y no era París, eran las calles más tristes del mundo. No llovía. El calor hacía que la pena se pegara aún más a mis entrañas. Ni siquiera había una luna a la que chillarle todo lo que tenía dentro. Supongo que tenía que llegar a casa, prepararme una sopa caliente, acunar las penas y esperar que llegara un nuevo día. Oviedo nunca sería París, pero sus calles de vez en cuando eran preciosas, y no podía olvidar eso. Ni eso, ni que la tristeza siempre acaba yéndose por debajo de la puerta. Supongo que la sopa caliente, un libro y las palabras me harían viajar de nuevo a algún lugar, bonito. En el que no cueste vivir. En el que no pese tanto la vida, ni los párpados.
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(es que las calles de París son tan, tan bonitas. Una foto preciosa y un escrito que la dobla en preciosidad)
ResponderEliminarCrêpes
con Nutella.
Te dejo por aquí un beso. :) Precioso tu texto, como siempre. muas
ResponderEliminara veces los parpados parecen de plomo..
ResponderEliminarEstá bien que centres tu hermosura en un lugar, y en unas condiciones climatológicas... yo la veo muchísimo más en tus palabras hilvanadas desde el sentimiento.
ResponderEliminarBesiños.
y póngale un poco de nata a las Crêpes.
ResponderEliminarPor cierto aquí un nuevo subscriptor a tu blog.
Jope, pero qué bonito.
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