Hubo un tiempo en el que conquistábamos todos los mares y
los domingos estaban hechos para no salir de la cama. Para quedarnos a vivir
historias y sueños. Para vivirnos. Luchábamos contra viento y marea y salíamos
cada día a comernos el mundo. Soñábamos con ese futuro intangible, lejano,
hecho de viento y aviones, donde el cielo quedaba tan cerca como nosotros quisiéramos
imaginarlo. En verano paseábamos por el puerto, viendo como todas las parejas
del mundo se comían a besos, y los niños jugaban a ser mayores, los mayores
querían volver a jugar. En invierno nos refugiábamos de la lluvia y de la vida
en los cafés, llenos de inspiración y de chocolate caliente. Te contaba mi día:
“Hoy me he levantado a las…. “(he estado todo el día pensando en el momento de
verte llegar). Y tú sonreías y te perdías en mi risa y en mis lunares. Si aún
sigo luchando es por esa sonrisa, por tu mirada de “cruzaré todos los mares por
ti". A veces íbamos a la biblioteca y nos perdíamos por diferentes pasillos, y
te observaba desde lejos como si fueras un desconocido. Luego, me acercaba
sigilosamente (en las bibliotecas no se puede hacer ruido) y te daba el beso más
bonito que tenía reservado para mi desconocido conocido. Salíamos con un montón
de libros y algún papel que nos avisaba que teníamos que ir a ver clásicos de
cine, o algún taller de literatura. Nos entendíamos demasiado bien. Recuerdo
que en primavera salíamos a pasear por los campos llenos de flores, con mi cámara,
tu pelo despeinado, y cada vez que veías una margarita me la colocabas en el
pelo. También había momentos raros, cuando el amor se volvía odio, y no entendía
tu risa, ni tus ojos, y quería escapar lejos de tus manos. Pero eran tan pocos.
La felicidad era tan grande. Al fin y al cabo no hay nadie que entienda mi risa
tan bien como tú, aunque ahora no quieras verla, aunque quieras alejarte.
Sólo
se escribir de recuerdos. “No se puede cambiar el pasado”. No podemos
inventarnos un nuevo futuro si estamos destinados a no existir. Se que no me
leerás, ya ni mis palabras te importan. Supongo que es como levantarse cada
mañana sabiendo que nada va a cambiar, y seguir intentándolo, seguir chocando
contra la misma pared sólo por un instante más, por un momento más. Con la
sonrisa rota y la espalda llena de arañazos. Se está acabando, ya no queda
nada. Viviremos de recuerdos hasta que no quede futuro.
“Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos."
Jaime Sabines
Yo siempre he pensado que no es bueno para alguien vivir de recuerdos. ¿Por qué hacerlo si estando viva puedes crear mil recuerdos más con las personas que se han quedado a tu lado?
ResponderEliminarBesos!!
A lo mejor es un futuro que juega al escondite. Tal vez, esté escondido en el lugar menos imaginado esperando ser encontrado.
ResponderEliminar(sonrisa de elefante)
Yo también tuve domingos de esos, que terrible conjunción del verbo "tener" que es "tuve"
ResponderEliminarComo siempre es un placer leerte, aunque estés tan herida, tan en carne viva, espero que escribir aplaque un poco el dolor, aunque sea para sobrevivir un día mas
Besos, estés donde estés
Como siempre, llegas a todos los rincones de mi cabeza para recordarme que yo también soy una vividora de recuerdos. Nunca es del todo malo recordar lo que fue tuyo, supongo.
ResponderEliminarBesos desde cuandolaimaginacionvuela.blogspot.com
Es que "vivir consiste en construir futuros recuerdos...", no?
ResponderEliminar"Al fin y al cabo, no hay nadie (aún) que entienda mi risa tan bien como tú"
ResponderEliminarSi no se quedó es porque habrá otra persona que acabe conociéndola mejor.
Qué bonito leerte siempre, aunque escribas desde el dolor.
ResponderEliminarGuarda esos recuerdos en una cajita a buen recaudo, para volver a sacarlos cuando esté curado el corazón. Los recuerdos, y si son tan estupendos, nunca habría que desecharlos.
Besos!
tu manera de narrar y expresar es una de mis favoritas, sin duda pasaré más por aquí para leerte más, que se hace muy bonito. aunque tu relato haya terminado con un final 'triste', me cambiaba por ese personaje, vaya vida más bonita tiene, cuántas sonrisas, qué plenitud... no entiendo como alguien como ella, viviendo tantas experiencias, se quiera aferrar a ello –aunque ello le haya dado la vida– debería de querer vivir todas esas cosas de nuevo, aunque sean sin él, aunque crean que no valdrá la pena. no vivimos de recuerdos. (aunque algunos crean que sí)
ResponderEliminarun saludo.
(buen martes)
increíble, increíble, increíble,,, magia, magia pura. Gracias, hoy y siempre.
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