Aquel coche tenía las ruedas cansadas de rodar por carreteras secundarias, la luna trasera agotada de mirar como el infinito se perdía cada vez que alguien se asomaba a través de ella. Curioso sentimiento el de ver cómo las cosas cada vez se quedan más atrás y se hacen más pequeñitas. Los árboles se encogen hasta hacerse invisibles y la linea recta que divide los carriles parpadea hasta desaparecer del todo. El viento te despeina el pelo mientras todo se aleja de tí. Aquel coche había muerto en una explosión. Tenía restos de vidas en sus asientos, hierros que dejaban constancia de que algún día había recorrido tantos kilómetros que irremediablemente había llegado a su fin. Quizá alguien había llevado en él a la mujer de su vida por carreteras secundarias hasta lo alto de un monte para enseñarle lo cerca que pueden estar las estrellas. Quizá se escapó hasta el mar con el único propósito de llenar de sal sus cuerpos para luego quitarlo a lametazos. Había vivido historias de amor, diálogos de película o de canción: No soy un heroe esto está claro, todo el rescate que puedo ofrecerte esta bajo este sucio capó, con una oportunidad para hacerlo bien de algún modo, porque qué otra cosa podemos hacer, mas que bajar la ventanilla y dejar que el viento sople tu melena, la noche se abre ante nosotros, estos dos carriles nos llevaran a algun lugar, tenemos una útima oportunidad de hacerlo realidad, convertir esas alas en unas ruedas, vuelve al coche, el paraíso nos espera al final de esos caminos. Ven, coge mi mano viajaremos esta noche en busca de la tierra prometida..
Algo me dice que ha estado dando vueltas por el cielo disfrazado de avioneta para que nadie se enterara que los coches podían volar.. alguien comerciaría con ello y por todos es sabido que los sueños no se venden. Había corrido tantas aventuras que su final fatídico no había sido tal. Con las ruedas cansadas de sentir, el volante hecho trizas, suspiraba feliz. No importaba el final porque durante su vida había sido testigo de atardeceres sin fin en caminos de tierra, sueños sin fin en montañas verdes, se había empapado de vida y de sol en sus largos paseos. Quizá en unos minutos, se disfrace de avioneta de nuevo y surque los cielos en soledad. Y vuelva a vivir los amores en lo alto de una nube, las escapadas por ese cielo azul. Quizá cada vez que vea una avioneta recuerde que los coches pueden volar, y que soñar nunca está de más.
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no, nunca esta de mas!! a soñar!!
ResponderEliminarte quiero!
la tierra prometida es aquella a la que decidas irte conmigo ..
ResponderEliminarSoñar?
ResponderEliminarVolar?
Viajar?
Si los sueños no existieran seríamos todos desdichados, o insulsos.
muá
Nunca sabremos a donde van los sueños cuando desaparecen, cuando dejan de vivir, en que parpadear o con que lagrima se caen, nunca, por mas vueltas que se le de al asunto, ni siquiera sabemos de que están hechos, como empezamos a forjarlos, como se meten en la almohada, como se cuelan entre las fechas del almanaque.
ResponderEliminarNo quiero pensar que mis sueños son tontos, que mis sueños son sublimes, realidades posibles, realidades a medias, no quiero intelectualizar la pasión de cada día, envenenarme de definiciones complejas, confío el resto de mis días a mis sueños, confío que así seré un poquito mas feliz
viste que habla de lo mismo casi? :)
adoro tus comentarios
Thunder road.
ResponderEliminarMe encanta esa canción de Springsteen.