

Pasa, no tengas miedo, quédate. Mientras, yo me sentaré a
mirar a la nada, puede que coja cualquier libro y me dedique a subrayar
palabras al azar. Para que siempre acabe saliendo tu nombre y la nostalgia. Ponte
cómodo, te traeré un te y una de las magdalenas que tanto te gustan (y robas
siempre que entras en mi casa). Voy a empezar por el principio. Ya sabes lo de las
azoteas, las carreteras interminables y todo eso, que una vez estuve en el fin del
mundo y conocí el amor de tantas maneras que ya no se cual es el verdadero. Voy
a contarte que lo que más me gusta de las librerías es ese olor a fantasía,
poder ser quien yo quiera ser, y que nadie me conozca, algo como poder empezar
de nuevo. Algo tan necesario. Y que los viernes me ahogo, y que la rutina me
mata más que cualquier cosa, que hace mucho que no veo el mar, que me duele
este mundo de locos. También que sonrío tanto, y tan triste, que termino por
olvidar cuándo sonrío de verdad y cuando no. Que la música me duerme, y si me
lees un cuento antes de dormir vuelvo a creer. No se en qué. Pero creo de
nuevo.
¿Ya te has tomado el te? Espera, tengo más. Llevo tantos días
sin decir lo que siento que creo que mi corazón va a estallar en pedazos en
cualquier momento. Todo aquello de la soledad, de que una acaba acostumbrándose
al silencio, de no tener nada alrededor, estar en medio de un océano sin saber
nadar. Eso es. Y los días a veces se hacen cuesta arriba, y pierdo el norte, y
termino sentada mirando al infinito esperando un rescate de nadie. Pero hay
algo más, hay algo que lo cambia todo. Tú, lo cambias todo. Lo bonito es cuándo apareces de repente,
y me estoy duchando, y no te espero, y tengo que salir con la toalla anudada en
la cintura y abrazarte, y mojarte. Y eso es amor. Y nosotros comprando
cualquier cosa para cenar en el supermercado, encendiendo el horno, poniendo
con cuidado los platos en la mesa. Y cambiando de canal y viendo estupideces en
la televisión abrazados. Porque es lo que quiero hacer hoy y siempre. Aunque la
rutina nos mate. Al atardecer, todo es diferente, la música llena la ciudad, el
frío nos hace sonreír.
Tengo que contarte lo último: Todo es diferente desde que
estás, desde que apareciste revolucionando mi vida. Y da igual las veces que te
escondas, siempre vuelves a aparecer, con más fuerza. Eres mi vía de escape. Lo
único que hace que todo tenga sentido. Tú eres mi rescate.
"Hay mil canciones sonando en mi bolsillo,
y tesoros que caben en bolsas de basura,
una ciudad que duerme con envidia de puerto,
edificios repletos y vacíos de sueños,
y además,
tú y yo,
que nunca estaremos más despiertos."
Carlos Salem