
Ahora se lo que sintió Joel cuándo corria tras sus recuerdos y se escondía en ellos para que no se fueran. Ahora que los cuadros del salón están torcidos, el corazón me resbala por las tuberías y tengo sangre congelada en los ojos. Cuando desearía perderme por cualquier lugar que me recordara el sentido de la vida. Cuando no hay ni una puta palabra que me haga sonreir. Ahora es cuando viajo hasta nuestros recuerdos y me escondo en ellos. Primer flash: El olor a té en una casa italiana, nosotros tumbados abrazados. Corro, me instalo allí y que no me quite nadie. De repente aparezco en una casa con vistas al mar, apoyada en la terraza de la cocina queriendo oir el canto de las sirenas, tú me abrazas por detrás. Fundido negro. Estoy en tu puerta, dándole al timbre, un, dos, tres, cuatro, cinco, arriba, se abre la puerta y me besas. Me voy. Estamos en una cafetería mientras la lluvia entorpece los pasos de los transeuntes. Merendamos, me besas, nos besamos, te cojo la mano y no te suelto. Siento calor. Por todo mi cuerpo. Estamos en una playa desierta, el mar se agita y baila al son de unas olas enormes. Nosotros estamos corriendo hacia el agua de la mano, con miedo a que la marea nos lleve, pero eso no pasa, nos cogemos muy fuerte. De nuevo el frío, nieva, nieva y nosotros estamos en una casa en la cima de una montaña. Hablamos hasta quedarnos dormidos. Despierto en una habitación cualquiera, tú estás en el ordenador, sonrío, te acercas y me besas. Sigo corriendo, de recuerdo a recuerdo, capturándolos con el objetivo de mi corazón, sin flash. Me quiero quedar en todos ellos. En qué puto momento dejamos de ser uno para pasar a ser dos caminando en direcciones diferentes..