Era uno de esos días de Otoño que tanto adoramos en el pasado, con sus hojas secas colonizando el jardín, todo era nuevo y a la vez sonaba a pasado. Las ventanas estaban empañadas por el frío y el cielo estaba gris, propio de esta ciudad. Y ahí estabas tú, después de dar tantas vueltas, de idas y venidas, de dejarlo todo y empezar de cero. Perdida y alegre, encontrando el norte por fin entre las hojas mojadas por la lluvia.

 Una noche volviendo a casa en el metro conociste a una mujer con el mapa del mundo en el rostro, eran cicatrices, metáfora de la vida, ahora crees que tienes el mapa del mundo tatuado en el corazón. Después de tantos meses en la ciudad del caos y la prisa, de los cafés corriendo en medio de la calle, de las madrugadas que nunca terminan en los autobuses nocturnos. Has llorado tanto y has reído tanto y has hecho la compra y te has perdido en el pasillo de los yogures en una nueva ciudad, te has perdido cada mañana y te has encontrado y ese es el mejor sentimiento del mundo. Nos hemos perdido y nos hemos encontrado de nuevo y ese es el mejor sentimiento del mundo.

 Ahora que te he enseñado donde desayuno, donde hago la compra, ahora que cenamos juntos y adoramos el barrio más carismático de Londres. “Que sí, que no olvidaré este lugar nunca, los olores en las calles, las voces, el ruido, las tiendas llenas de bullicio.” “Mudémonos aquí, empecemos de nuevo”. Ahora que nos hemos encontrado en Montauk y nos besamos en la estación más grande de Londres. Entre cientos de desconocidos corriendo a todas partes. Nosotros. Ahora que tenemos planeado visitar todos los mercadillos de Londres y perdernos entre vestidos y camisas de colores y besarnos cada dos minutos. “Qué paz tenerte, qué bien que hayas vuelto”. “Todos los hasta dentro de diez mil años escondidos en los márgenes, para que nadie los vea” Puede que nadie nos crea pero nosotros sabemos más que nadie que hemos bailado por todas las ciudades del mundo y gritado y reído y que es el amor más que eso. No sé, qué bien tenerte, no te vayas, ahora tenemos toda la vida por delante y sabemos que podemos. Cruzaré todas las avenidas para ir a buscarte y te besaré como nunca el veintiséis de noviembre y pararemos el tiempo. ¿Te quedarás? Te cambio las mañanas solitarias y los cafés en medio de la lluvia por una vida juntos. 

1 comentario:

  1. Ais... me has emocionado :')

    No tardes tanto en escribir, que se te echa de menos, aunque ahora ya sé que también te puedo encontrar en Instagram, pero... blogger es blogger ;)

    Besitos, y que acabes bien el viernes.

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